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Antiguo 19-11-2009 , 11:33:04   #29
ernestor170
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Predeterminado Respuesta: Historia de una esposa ejemplar por Paulina Angel.

Con el respeto del creador del tema aca le colaboro con la parte IV de la historia

HISTORIA DE UNA ESPOSA EJEMPLAR – PARTE IV

El tiempo pasaba y Ana y yo nos hacíamos cada vez más inseparables. Con la dieta y las idas al gimnasio bajé tres kilos en dos meses, quedando en 61 Kilos y 92 de cintura (Desde entonces para mí el peso se convirtió en una verdadera obsesión).

Después de la Abdominoplastia me quedó una cicatriz sobre el pubis, y como siempre lo tenía depilado, quedaba a la vista, así que Ana me sugirió hacerme un tatuaje apenas me recuperara de las operaciones...

Ella también quería que me hiciera un piercing en el ombligo porque le parecía sensual; así que fuimos a una joyería del Andino y compramos un aretico de oro como el que ella tenía que me costó 150.000 pesos. Luego me llevó a un sitio donde tatuaban y le dijo a los que nos atendieron que me hicieran un corazón rojo entre la vagina y el ombligo, claro que más cerca de la primera para que tapara la cicatriz. Me lo empezaron a hacer y el tipo que me trabajaba la piel, arribita de mi cuca depilada, me miraba como con la boca agitada... La verdad es que ya me desvestía delante de extraños sin ningún tipo de pudor. Hacerme el tatuaje y ponerme el piercing me costó otros 200.000 pesos y mis deudas seguían subiendo!.

Mientras seguían tatuándome y yo me retorcía del dolor, pensé que en vacaciones cuando fuera a Cartagena, San Andrés o Miami, se me iba a notar con las tanguitas que usaba... Pero en fin, qué podía hacer yo?. Ana me recomendó que apenas regresara a mi apartamento, se lo mostrara a mi esposo para provocarlo. Todavía me acuerdo cuando Sebastián lo vió por primera vez, casi se muere de la rabia! Me dijo que una madre de familia no podía estar con esas cosas, que cada día que pasaba me parecía más a una puta. "Pareces bobito mi amor, nos ves que me lo hice para taparme la cicatriz tan fea que me dejo la operación?", le argumenté; fuera de eso me hice la ofendida durante una semana sin hablarle.

Lo cierto era que con los cambios de mi físico la ropa descaderada era la que de verdad me lucía, así que salí de "shopping" con Ana durante varios días y ella me escogió toda la ropa; siempre una talla menos para que quedara bien apretadita. Hasta la ropa interior me elegía, obligándome a usarlas de color negro y rojo, pero nunca blanco.

Tres o cuatro días más tarde me llamó a mi celular (Yo estaba en el trabajo) y me contó que quería Diego -mi ginecólogo-de mí en este trimestre:

• "Tienes que volverte una experta en el arte de amar mujeres, pero no te preocupes que yo voy a ser tu profesora", aseguró Ana. También me dijo que cuando una mujer probaba la cuca nunca iba a dejar de hacerlo en su vida... Hecho que supondría que iba a hacerle el amor a las demás de mi sexo como una auténtica lesbiana.

• El segundo punto Ana lo denominó como una "prueba de fuego", según ella era para ver si era lo suficientemente puta para Diego y que él se diera cuenta si en verdad valía la pena seguir con mi proceso de formación....

Ella me puso una cita en un restaurante de La 93 y nos dos whiskys y me dijo: "Ya te has acostado con hombres y mujeres poniéndole los cachos a tu marido, pero lo que tienes que hacer ahora es más complejo. Tienes que tirar con alguien de tu familia más cercana". Entonces quedé perpleja, diciéndole que eso ya era demasiado!. "Te la pongo fácil Paulinita, lo vas a hacer con un familiar hombre. Y acuérdate que esta es una prueba definitiva para el trimestre que viene y si no la cumples no vuelves a ver a Diego".



En pleno Friday´s me metió la mano por debajo de la falda y empezó a meterme los dedos en la cuca. Me empecé a mojar y me miró a los ojos diciéndome: "Pero mira! Si ya estás toda arrechita de sólo pensar en la pruebas... Tienes 24 horas para pensar con quién de tú familia lo vas a hacer". Acto seguido, se paró y se fue. Me quedé sola en el sitio tomándome otro trago y, mientras me fumaba un cigarrillo, me di cuenta que lo que querían hacer de mi era una auténtica puta; y que la prueba de acostarme con un familiar era definitiva para comprobar si había nacido puta, pues si uno llega al punto de hacerlo con alguien de la misma familia quiere decir que lo puede hacer con cualquiera.

La verdad es que había llegado muy lejos, pero me encantaba el sexo y pensaba en eso todo el tiempo. Aparte Diego me volvía loca, sobre todo por lo engreído y el desprecio con que me trataba. La verdad era que no me aba para nada convertirme en la amante de alguien de mi propia familia, y empecé a pensar quién podía ser. De mi familia carnal no tengo hermanos, así que tendría que ser mi papá; y aunque me estaba convirtiendo en una degenerada no podía rebajarme tanto. No tenía ningún primo carnal, sólo primas, así que comencé a pensar en la familia de mi marido...

Mi suegro era un 'vejete', pero entre mis cuñados había un hombre y una mujer; el hombre se llamaba Luis Eduardo y fue él a quien opté por escoger.

Luis Eduardo era un año mayor que Sebastián -mi esposo-, que por aquella época tenía 31 años y estaba por casarse con una morena lindísima de 30 años y que trabajaba en un Hospital como médica. Él era economista, como yo, y trabajaba en una compañía de seguros cerquita a mi oficina; así que me sería relativamente fácil hacerme el que nos encontrábamos. Físicamente era aceptable, no era muy alto 1:70, flaco pero fuerte, hacía deporte y era morenito. No sabía si Ana me iba a homologar la prueba porque Luis Eduardo no era de mi sangre, pero creo que ponerle los cachos a mi marido con el hermano a punto de casarse era bastante bajo.

Al día siguiente llamé a Ana para salir de dudas. "No sé si Diego te vaya a valer la prueba con tu cuñado pero déjame consultarlo", fue su respuesta. A los quince minutos me devolvió la llamada y me dió el sí avalado por mi queridísimo ginecólogo. No obstante, el hecho de que mi 'víctima’ no fuera de mi sangre y que fuera un tipo joven, exigía que mis relaciones sexuales con él me tendrían que degradar como a una vil zorra; para tal fin, Ana y Diego ya me dirían cómo y cuándo debería tirar con Luis Eduardo. De momento las órdenes impartidas fueron empezar a seducirlo, no sin antes dejar muy en claro que mi relación con mi cuñado no sería de sexo y hasta luego, sino que tenía que durar un par de meses.
"Acepto", contesté (Preferí mil veces portarme como una vagabunda con Luis Eduardo, a acostarme con mi papá).



"No creas que va a ser tan fácil, yo misma voy a supervisar tu relación con tu cuñado. Para empezar, quiero que el miércoles que viene te lo comas en su apartamento, cosa que yo pueda verificar", dijo Ana. También me exigió que ese día me lo culeara como a nadie y como nunca lo había hecho antes; y me colgó el teléfono. Estábamos a viernes, y el tiempo empezaba a correr en mi contra... Tenía que ingeniármelas y apurarme!



Lo primero era cómo ponerme en contacto con él lo más rápido, así que se me ocurrió llamarlo para salir a comer el sábado con mi esposo y su novia. El argumento fue que nunca nos veíamos y que queríamos conocer a su futura mujer mejor. Lo llamé a su celular y aceptó encantado, así que quedamos en salir el sábado por la noche a la Zona T en la 82.

Ese sábado por la mañana me fui con Ana a hacer aeróbicos, sesión de rayos UV, peluquería, ETC. Luego fuimos a comprar ropa y me dijo que por la noche tenía que ponerme ligueros y tanga negra, con zapatos de tacón alto. Luego me dio claras instrucciones: "Por la noche, en la comida con tu cuñado, vas a mamárselo como sea en el baño de hombres del restaurante; para esto tienes que aprovechar el momento en que se pare a orinar". Le contesté que era una locura, que mi marido también podía ir al baño y pillarnos, entonces me recordó el trato que habíamos hecho por haber elegido a mi cuñado y que esas eran las condiciones. Como si fuera poco, tenía que llamarla desde mi celular y dejarlo prendido durante la mamada para que ella comprobara!.

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