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Tyler Durden · 14-11-2009 , 07:25:38

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Después de 28 años, Nueva Zelanda volverá a disfrutar de una Copa Mundial de la FIFA. El solitario gol de Rory Fallon valió para que los kiwis superasen a Bahréin en el partido de vuelta de la repesca entre OFC y AFC, y reservasen así el soñado billete para Sudáfrica 2010.
Después del empate sin goles registrado en el encuentro de ida, disputado hace un mes en Manama, la selección de Bahréin saltó con mucha más decisión al terreno de juego y durante el primer cuarto de hora rondó con peligro el área neozelandesa. Al equipo local le costó un poco más meterse en el partido. Su primera ocasión clara llegó a los 20 minutos cuando Chris Killen hizo temblar el larguero con un fortísimo disparo desde la frontal. A continuación Sayed Jalal cometió falta sobre Leo Bertos en el límite del área grande, y el propio Bertos ejecutó un certero tiro libre, desde esa posición escorada, que salió rozando el palo largo.
Los asiáticos respondieron con una buena jugada de combinación a la media hora culminada por un potente remate a bocajarro de Jaycee Okwunwanne que el portero Mark Paston despejó brillantemente. Cinco minutos después, Okwunwanne volvió a intentarlo desde lejos pero el balón se fue muy alto.
El entregado público neozelandés que llenaba las gradas del estadio Westpac de Wellington explotó de alegría segundos antes de que el árbitro señalase el descanso cuando Rory Fallon cabeceó al fondo de la red el saque de esquina de Killen (1-0, 45’).
El resultado clasificaba a Nueva Zelanda pero un solo gol entregaba el billete a Sudáfrica a los bahreníes por el valor doble de los goles a domicilio. Por eso el estadio tembló cuando Sayed Mohamed se dispuso a ejecutar el penal señalado por el árbitro en el 51’. Paston se convirtió en héroe al bloquear el disparo casi sobre la línea.
A pesar del varapalo, Bahréin se lanzó entonces al ataque, presionando sin tregua el área local donde se atrincheraron, por momentos, hasta 8 jugadores kiwis. Superada la hora de juego, las fuerzas se fueron equilibrando, al igual que las ocasiones. Shane Smeltz pudo tranquilizar a su afición en el 90 pero su disparo se fue rozando el palo. Luego tuvo que volver a ser Paston quien alejase el peligro de su portería, antes de dar paso al delirio de una afición que celebró con orgullo el regreso de los All White a la gran fiesta del fútbol mundial.