DeNunCianDo - Ver Mensaje Individual - Mi historia en SPA SW bar swinger parte 1

otnaimasnep13 · 12-11-2009 , 21:28:29

Para muchos lograr una pareja estable puede ser una odisea, pero una vez que se logra la rutina y la cotidianidad son algo que merma el deseo en la relación.

Este es mi caso, ya llevo una relación estable con mi pareja durante más de 6 años, y debo decir que en principio, uno de los factores que más me atraían de ella era el sexo. Aunque no soy un hombre promiscuo y más bien he tenido pocas parejas sexuales (se pueden contar con los dedos de una mano) debo decir que mi novia tira como las diosas!. Desde la primera vez que tuvimos relaciones, ella borró a las anteriores. Además de su increíble talento para el sexo mi novia también tenía un apetito insaciable, durante los primeros años no perdíamos oportunidad de tener sexo, incluso en lugares públicos, y cuando pasábamos la noche en su apartamento, teníamos relaciones 5 veces en promedio en una noche.

Con el paso de los años, después de haber tirado más de 10mil veces, en todos los lugares, de todas las formas y por todos los "lados", el deseo se fue perdiendo. Tal vez es la costumbre o el saber que la puedo tener cuando yo quiera, pero el deseo se fue perdiendo. Antes con sólo pensar en ella, podía tener una erección, ahora incluso durmiendo juntos y desnudos me es difícil ponerme a tono. Así las cosas se fueron degradando, y pasamos de tener sexo todos los días, a no tener relaciones incluso en meses. Y a pesar de que pasara tanto tiempo el tener relaciones de nuevo no implicaba un gran placer, era más bien como tener sexo por compromiso.

Ustedes podrían pensar que tal vez yo me estaba volviendo impotente o algo similar, pues no, la verdad es que yo vivía más caliente que nada, pues con periodos tan largos sin sexo, en mi cabeza no había espacio para otra cosa. El problema es que ella no me inspiraba nada, incluso llegué a ser infiel con una mujer menos atractiva que ella, y esa "canita al aire" fue más placentera que todas las relaciones con mi novia en el último año.

Un día mientras veía tele vi un documental en el que se hablaba del intercambio de parejas. En el documental entrevistaban a un hombre que practicaba el intercambio, el decía que le encantaba ver como otro hombre se comía a su mujer; mientras él decía esto su mujer se encontraba solo a unos metros desnuda, de rodillas sobre otro hombre, gritando y meneándose como si bailara samba. Me parecía increíble que a ese hombre no le dieran celos, sin embargo me puse a pensar en la situación, y después de todo, esto tiene un lado positivo, "si ella puede tirar con otro hombre, entonces yo puedo tirar con otra mujer".

En un principio la idea me parecía genial, sin embargo la parte de los celos me tenía preocupado. Estos celos estaban fundados en la inseguridad, me tenía pensando si otro hombre podría darle más placer a mi novia que yo. Sin embargo la idea de tener sexo con otra mujer y sin las complicaciones de ponerle los cachos a mi novia o involucrarme en otra relación era algo interesante.

Después de tirar con una persona más de 10mil veces, lo que sobra es la confianza así que esto no fue problema a la hora de proponerle el asunto, aunque si lo hice con tacto. Primero le insinué que si le gustaría verme tirar con otra mujer, y a ella no le

o la idea, de hecho esa “fantasía” fue insumo para encender la llama de nuevo. Durante varias semanas tuvimos relaciones pensando en el asunto. Luego cuando ella ya tenía en su cabeza instalado el chip de verme con otra mujer sin sentir celos, le propuse que fuéramos a un bar swinger. A ella le gustó la idea aunque me admitió que si le daría algo de celos verme con otra mujer pero a la vez le parecía algo rico.

La verdad a la hora de escoger el bar no había muchas opciones y fue como el primero en la lista en el directorio. Nos decidimos a ir y nos arreglamos ella se depiló, yo podé el arbusto un poco y fuimos al sitio. Cuando llegamos obviamente no había letrero, era una puerta de vidrio oscura, y un tipo alto con chaqueta negra cuidaba la entrada. Cuando nos acercamos a la puerta él tipo nos pidió la cédula (la verdad es que parecemos más jóvenes de lo que somos) y entramos. Era un pasillo estrecho y oscuro, analogía de una vagina tal vez, que llevaba a un gran salón a media luz con capacidad para 50 personas en el que se podían descifrar las siluetas de 2 ó 3 parejas. En el momento en que pusimos el primer pie en aquel salón, nos convertimos en el centro de atención. Aunque no podía leer los rostros de las personas que estaban en aquel sitio, si podía sentir sus miradas, y estas miradas junto con la desconfianza de encontrar el sitio tan solo nos sacaron corriendo da allí. Sonrojados dimos media vuelta y nos fuimos, caminamos por el sector un rato riendo y a la vez decepcionados de lo sucedido.

Estábamos los dos solos en la fría noche bogotana, con la entrepierna en llamas y con el rabo entre las piernas. Decidimos que no podíamos dejar pasar la noche en blanco, así que fuimos a buscar una “niña”. Unas cuadras más al norte por el mismo sector existe un bar que suelen frecuentar estas diosas del sexo, caminos hasta allí y en la entrada un hombre, vestido de botones nos advirtió, “este es un lugar para hombres, aquí hay prostitutas”. Tal vez el hombre se preocupó al ver que iba acompañado de una mujer y con la cara de niño que tengo debió suponer que no conocía la intención del sitio. Le dije al hombre que no importaba y entramos. De nuevo un lugar a media luz, una luz azul, fría donde se veían las siluetas de varias mujeres con cuerpos que insinuaban sexo, senos grandes y redondos, cinturas pequeñas, caderas generosas y todas mirándonos. Nos sentamos en una mesa y fue solo hasta ese momento en el que nos dimos cuenta que no había más clientes en el bar, y pude descubrir un grado de extrañeza en las miradas que nos abordaban. Mientras yo miraba a estas mujeres pensando ¿cuál está más buena? Ellas me miraban como diciendo y este tipo que hace con esa vieja acá. Estuvimos 30 segundos sentados hasta que la incomodidad de las miradas fue intolerable, no paramos y de nuevo huimos.

Qué vergüenza de noche. Llegamos a casa frustrados y aburridos, derrotados por el pudor.

¿Qué salió mal? la cosa es que no se debe ir a un sitio de estos entre semana, la verdad lo habíamos hecho a propósito, porque al ser nuestra primera vez queríamos algo de privacidad y moderación, sin embargo no esperábamos un nivel tan bajo de asistencia.

2 días después, un sábado, emprendimos la campaña de nuevo. Esta vez no íbamos a volver con el apetito sexual insatisfecho, pasara lo que pasara esta vez íbamos a entrar y nos íbamos a quedar. De nuevo llegamos al Spa sw, todo fue un dejabú, el mismo hombre en la entrada, nos pide la cédula (es decir que no me recordaba gracias a dios), y el mismo corredor oscuro. Pero esta vez el salón estaba lleno, de hecho no encontrábamos un lugar para sentarnos. El gran salón en oscuro con algo de iluminación en las paredes, y tiene una tarima, la cual también estaba iluminada. Los asientos eran pequeños sofás, cómodos y acompañados de mesas pequeñas para cada pareja. La luz es suficiente para ver que el salón está lleno, pero no para reconocer el rostro de las personas. Finalmente encontramos una silla en primera fila, justo en frente de la tarima. Llegó el mesero y el nos dijo que el consumo mínimo es de 70mil, compramos media de ron y gaseosa. La verdad es mejor que traten de no tomar, para poder disfrutar mejor.

No sé si eran los nervios pero el ron no me entraba, así que tomé gaseosa con algo de ron. Pasaba el tiempo y no pasaba nada, eran las 11 y hasta ahora, parecía un bar normal con gente normal, mi novia se empezó a aburrir y yo también y pensamos en irnos. De hecho discutimos por el asunto, estábamos de mal genio y parecía que la noche no prometía. Una pareja sentada en un sofá contiguo al de nosotros parecía estar interesada en iniciar interacción, sin embargo nadie se atrevía a hacer nada. La mujer de la pareja era blanca con cabello negro contextura mediana y unos senos increíbles, tenía una cara preciosa y unos ojos muy lindos. Sin embargo yo solo podía mirarla, no me atrevía a nada, estaba asustado por un lado y de pelea con mi novia por el otro. Siguió pasando el tiempo cuando de repente vimos que dos parejas empezaban a tener interacción. Si nosotros estábamos en primera fila al frente, estas parejas estaban en primera fila en la esquina derecha mirando a la tarima. No sé cómo sería la negociación o cómo inició la interacción pero una de las mujeres, que iba con un vestido apretado de minifalda blanca se levantó, se acercó al hombre de la otra pareja y se levantó la falda frente a él, el hombre la tomó de las nalgas, le corrió las bragas y se la empezó a chupar. Qué delicia. La otra mujer se sentó junto al otro hombre y empezaron a besarse. Yo quedé impactado con la escena, era algo surrealista, en qué momento se daba algo así, cómo se hacía. Pude ver que las demás personas del bar también fijaron su atención en estas parejas, que se manoseaban y besaban sin pudor. La escena era excitante y mi novia lo percibió de la misma forma. Ella empezó besarme y a tocarme la entrepierna, yo la besaba pero la verdad no estaba interesado en sus labios, yo estaba interesado en la escena y deseaba participar en ella.