La prioridad evidente del gobierno de Álvaro Uribe Vélez ha sido el de la seguridad, bajo lo que se denominó en un principio "seguridad democrática", pero...¿qué precio se está pagando para mantener a los ciudadanos "seguros"? Esto es algo que muchos prefeirían no preguntarse, algo que se convierte norma en un país cuyo nivel educativo y cultural es bajo, donde la gente por lo general no cuestiona la autoridad y prefiere obedecer por simple temor. El precio que se está y se estaría pagando por la dichosa y anhelada seguridad será alto, y no hablo exclusivamente de la inversión moentaria que se hace en dicho asunto, hablo de las escatimaciones exageradas que se están haciendo de otros factores sociales frente a la seguridad. Me parece inaudito que al trazarse el presupuesto para 2010 el ítem seguridad haya recibido una prioridad infinitamente superior al de otros ítems sociales que requieren que atención urgente, caso de la educación, la salud, el empleo y la vivienda, de ese precio precisamente es el que hablo, del altísimo sacrificio que se está haciendo en nombre de la seguridad. ¿Realmente amerita tan exorbitante inversión la seguridad en nuestro país?

Al parecer todos los problemas de este país se han resumido a un sólo culpable: las FARC, numerosamente nombradas "bandidos, narcoterroristas y asesinos"...no hace falta saberlo, sabemos que estos tipos son unos pillos y por lo tanto no hace falta repetirlo, pero dicha monotonía parece haberle dado a Uribe un gran salto en popularidad en s primer periodo, una gestión aceptable que está a punto de echarse a perder a causa de los numerosos casos de corrupción, que ya van haciendo la imagen de Uribe menos "popular" y su autoridad, más cuestionable. El único problema no son las FARC, y mucho menos la intervención norteamericana va a ayudar con ese "mal exclusivo" (otro gran precio se está pagando, la dignidad y la soberanía), el problema va más alla de la guerrilla, y no basta con atacar su brazo militar, hay que recordar que estos bandidos tuvieron vía libre gracias a Pastrana y pudieron difundir su inexistente ideología y su poder a través del narcotráfico, que se extiende al campesinado que siembra coca (obvio, la paga es mucho mejor), hay que empezar a atacar estas fuerzas terroristas desde otros lados, y no sólo atacar los grupos violentos ayudará, también se deben atacar otros males que aquejan a nuestra sociedad, como la falta de un sistema de salud digno, de una política educativa más flexible con los menos pudientes, una reforma laboral que permita crear más empleo y viviendas para aquellos que no tienen un techo bajo el cual dormir. Estas grandes iequidades sociales son genradoras de conflicto, y cuando se van apagando estos focos de incendio, poco a poco la gran llama se extingue.