Los de urgencias de un hospital de Lesna (Polonia) se quedaron a cuadros cuando Marian Milczarek (sí, es un hombre) les contó porqué había llegado desangrándose “por el pitorro”.
La ******osa amputación de su pene no se había producido por un juego “chechuá” con mal término; sino por una deuda.
Nos explicamos, o explicamos lo que Marian explicó (valga la redundancia): al parecer un amigo, harto de que no se le devolviese el dinero que le había prestado, atacó a Milczarek con una cadena y le empezó a arrear con soltura. Como no parecía tener un buen resultado, optó por algo más agresivo: le bajó los pantalones y empezó a mordisquear con furia la zona genital de “su amigo”.
Claro, una vez metido en faena y rabioso no midió fuerzas… y acabó arrancándole el miembro. Lo curioso del asunto es que, lejos de escupir el pedazo de carne, se lo tragó. Así que, de buenas a primeras, los del hospital se encontraron con que no tenían nada que coser.
Ignoramos qué es lo que tiene preparada la ciencia médica para Marian. Pero una cosa es segura: jamás volverá a deber dinero a un amigo… si es que esa fue la verdadera causa.