La familia de Jaimito es invitada a una lujosa cena donde se encuentra la aristocracia de más abolengo del país. En plena reunión, alguien propone jugar a las adivinanzas, por lo que la anfitriona sugiere que empiecen durante la cena. Uno de los comensales, al ver el gran anillo que portaba una elegante dama, dice:
- Redondo y grueso, a la mujer le entra hasta el hueso, ¿pueden decirme qué es eso?
- ¡Es el chimbo... es el chimbo! -contesta Jaimito.
La anfitriona exclama, refiriéndose a la familia de Jaimito:
- Jesús, los abrigos de los señores, que ya se retiran. El padre de Jaimito, apenado:
- Lo siento, disculpen a mi hijo, es muy joven y efusivo, les prometo se comportará, ya ven como son estas pequeñas criaturas que nos da el Señor.
Se acepta la disculpa y sigue la cena. Al rato, pasa la yegua de la anfitriona corriendo por los jardines, y el que tenía que realizar la adivinanza, dice:
- Larga y briosa, a la mujer pone nerviosa. ¿Qué será tal cosa?
A lo que Jaimito grita:
- ¡Es el chimbo... es el chimbo!
- Jesús, los abrigos de los señores, que ahora sí se retiran.
Nuevamente, el apenadísimo padre de Jaimito:
- Señores, les ruego nuevamente disculpen a Jaimito, prometo que no vuelve a suceder. -Mirando a Jaimito con cara de "te voy a pegar estúpido mocoso".
De mala gana, pero se acepta la disculpa. Llegando a los postres, el siguiente expositor ve que se trata de chocolate con churros, y exclama:
- Largo y arrogante, sale blando y chorreante. ¿Qué es de tal semblante?
Jaimito se levanta de la mesa ante las atónitas miradas de los comensales, encaminándose a la salida, exclama:
- Jesús, mi abrigo.... ¡Y que se jodan si no es el chimbo!