Un borrachito siempre frecuentaba la misma cantina donde había una foto bien grande de Carlos Gardel. El borrachito pedía lo de costumbre y después de un rato comenzaba a gritar:
- Gardel qué bello sos, Gardel qué bello sos, Gardel sos lo más bello del mundo.
El cantinero ya estaba mamado del cuento del borrachito y un rato antes de que el borrachito llegase le cambia la foto de Gardel por una de Napoleón montado a caballo. Cuando llego el borrachito, pide lo de costumbre y toma por un rato mirando siempre la foto y moviendo la cabeza de lado a lado, cuando de repente grita:
- Gardel, hasta vestido de militar sos bello...