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►CDaniel◄
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Predeterminado Respuesta: 50 momentos inolvidables del deporte colombiano

La tarjeta roja de Pelé
Los árbitros de fútbol son los únicos jueces que siempre son culpables, más si desafían a los dioses del juego. Así le pasó a un ex boxeador hecho réferi: Guillermo "Chato" Velásquez, quien en la noche del miércoles 17 de julio de 1968, en El Campín de Bogotá, en un partido entre la Selección Olímpica de Colombia y el Santos de Brasil, expulsó a "O Rey Pelé" porque le reclamó feo no darle un penalti. Las 50.000 personas que pagaron para ver a la estrella, insultaron al juez. ¡Apenas iban 35 minutos! A puños y patadas, todos los jugadores de Santos golpearon a Velásquez, quien repartió puños y puntapiés hasta donde pudo. Los directivos decidieron que Pelé regresara al campo y que Ómar Delgado, uno de los jueces de línea, fuera el central. Al final, Pelé y sus compañeros terminaron en una comisaría.

La Copa rota del Once Caldas
¿Qué es una "colombianada..."? Once Caldas gana la Copa Libertadores de América del 2004 al supremo Boca Juniors de Argentina. Los futbolistas del que era un club semidesconocido de nombre singular, eufóricos, se pasan el trofeo en ese ritual de celebración que es la "vuelta olímpica". En su turno, Herly Alcázar -también un nombre singular- sacude el tesoro futbolero de plata y roble de tal manera que lo desbarata en pedazos. Rómer Osuna, directivo de la Confederación Suramericana, comenta, después, con ingenio: "Nunca le había pasado nada en más de cuarenta años. Incluso le dije al presidente del club que la Copa está en malas manos". El trofeo de ahora, reparado, es parecido, pero no el mismo. ¿Aún no sabe qué es una colombianada?

Una mala locura
El equilibrista camina seguro sobre la cuerda floja. Lo ha hecho mil veces, hasta con los ojos cerrados. René Higuita, el portero de la Selección Colombia de Fútbol, sale seguro de su arco a la mitad del campo del estadio San Paolo, de Nápoles. Colombia pierde 1-0 con Camerún en la prórroga de los octavos de final del campeonato del mundo de 1990. El "Loco" quiere ponerle fin a su función y le pasa la bola a Luis Carlos Perea. Da un paso atrás, en busca de la seguridad de su área. Sin embargo, asustado y apresurado, Perea le regresa el balón: Roger Milla, el león del desierto, acecha. Higuita, entonces, intenta una gambeta, pero la pelota queda en las fauces de la fiera que la devora en gol. Al equilibrista le falló el acto justo cuando le quitaron la red...

Alemania 1 - Colombia 1
88 minutos y 19 segundos del partido de Colombia y Alemania en el Mundial de Italia-1990. El 0-0 del tablero electrónico del estadio San Siro de Milán no cuenta todo lo bueno que han hecho los de la camiseta roja con alas amarillas y azules en las mangas. Justo en ese momento, Pierre Littbarski, con un zurdazo de humo anota el gol alemán. Desorientada, apenas levantándose de la lona, a Colombia se le escurre el poco tiempo que le queda. Minuto 91 y 50 segundos: Leonel Álvarez le quita la bola a Rudi Voeller en el área, a 80 metros de distancia de la puerta rival. De inmediato, la entrega a "Bendito" Fajardo. Avanza hasta unos metros más allá de la mitad del campo. Encuentra al "Pibe" Valderrama que, como dando saltitos, escapa con un giro de tres "panzers" germanos. Y, entonces, "Pibe" a Freddy Rincón y Rincón a "Bendito" y "Bendito" a Valderrama. Minuto 92 y 8 segundos: Valderrama mira a su izquierda, donde Estrada corre rumbo al área, pero, genial, desliza la bola hacia el otro lado, por el que cabalga el potro azabache de Rincón. Minuto 92 y 13 segundos: la pelota frena en la red tras un suave viaje por el túnel de las piernas del portero Illgner... No fue un gol. Es la poesía del fútbol.

Juventud de América
1985. Colombia enfrentaba a Argentina en el Suramericano juvenil de Paraguay, en esa época todavía conocido como torneo Juventud de América. El equipo venía de ganarle 2-1 a Bolivia y, si bien había dado señas de buen juego, todavía no explotaba. Los argentinos se fueron en ventaja con gol de Rafael Herrera. Hasta que apareció un punterito pequeño, menudito, con unos rizos que escondían su pícara mirada: John Édison Castaño, quien venía desde la punta izquierda, enganchando, y parecía mirar a quién le pasaba la pelota. Pero Castaño, tal vez el jugador más habilidoso en la historia del fútbol colombiano, decidió que 40.000 personas tuvieran cara de sorpresa: sacó un bombazo desde el borde del área y empató el partido. Eran las primeras pinceladas de la selección de Luis Alfonso Marroquín, aún vestida con la camiseta de color zapote. Luego llegaron las camisetas amarillas, las clasificaciones a los mundiales, el reconocimiento internacional. Pero todo salió del guayo derecho de Castañito, que, paradójicamente, no disfrutó de esos reconocimientos.

Colombia le gana a EE. UU. en la Copa Davis
Batman y Robin, Abbot y Costello, Garzón y Collazos son dos que se dicen como si fueran un solo nombre. Igual le pasó al tenis de Colombia durante los años setenta: Velasco y Molina eran dos que sonaban como uno solo. En 1974, hace 25 años, con su raquetas de madera y sus medias casi hasta las rodillas, lograron el más grande triunfo colombiano que se haya visto en el que por esa época todavía era un deporte que se jugaba de blanco. En el Club Los Lagartos, de Bogotá, vencieron al equipo de Estados Unidos en la semifinal de la Zona de América del Norte. Velasco y Molina ganaron sus partidos de sencillos y solo perdieron el juego de dobles. Velasco y Molina superaron a Solomon y Van Dillen. Velasco y Molina (nuca Jairo e Iván), dejaron de pronunciarse al mismo tiempo...

La primera final de la Copa Libertadores
Antes, las alineaciones de los equipos de fútbol se recitaban como un verso. Aquí va uno tomado del libro de la Copa Libertadores, edición 1978. Y dice: Deportivo Cali: Zape; Ospina, Escobar, Caicedo y Castro; Valverde, Otero y Landucci; Torres, Scotta y Benítez. El 23 de noviembre de 1978, el equipo dirigido por el argentino Carlos Bilardo se convirtió en el primero que, por Colombia, jugaba una final de la Copa. Recibió al Boca Juniors en el Pascual Guerrero. Y el juego acabó sin goles. Cinco días después, en ese monstruo infernal de 50.000 bocas que aúlla todo el tiempo que es "La Bombonera", perdió 4-0. Sin embargo, ellos fueron los 11 apóstoles que predicaron que los equipos colombianos podían soñar con ser los mejores de América.

Hinault cae en Colombia
Ya había ganado cinco veces el Tour de Francia, en tres ocasiones el Giro de Italia y acreditó dos triunfos en la Vuelta a España. La carrera de Bernard Hinault estaba en el ocaso, pero decidió venir a Colombia a sentir de cerca la pasión por el ciclismo. Era su último año entre las bielas y los pedales y el Clásico RCN lo tuvo en su nómina de inscritos en 1986. Venía aquejado de una tendinitis y lo pagó caro. En la etapa a Supía sufrió como un condenado. Los ciclistas nacionales apretaron el paso y el calor que sofoca en el cañón del río Cauca le pasó factura. Fue maltratado como él lo sabía hacer con sus rivales en las carreteras europeas. En la meta perdió 20 minutos, se despidió de la pelea por el título y días después partió al Tour de Francia, donde le entregó el testimonio de grande al estadounidense Greg Lemond.

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