El Vicepresidente, en entrevista con Yamid Amat, revela que le ofreció al presidente Uribe su renuncia, tras la decisión de la Fiscalía de buscar nuevas pruebas dentro de la investigación.

Dice que el Jefe de Estado no se la aceptó y lo invitó a luchar con vehemencia contra quienes quieren vincularlo con los paramilitares. "Hay un complot" de políticos.
El vicepresidente Francisco Santos le ofreció al presidente Uribe su renuncia al cargo, como consecuencia de la decisión de la Fiscalía de buscar nuevas pruebas dentro de la investigación, que ya había cerrado con auto inhibitorio, de supuestos vínculos suyos con el paramilitarismo.
Santos revela que le comunicó a Uribe que si la revocatoria de ese auto inhibitorio, para ampliar la investigación, constituía "un problema para su gobierno", él renunciaba a su cargo. El mandatario no sólo no acepto, sino que lo instó a luchar con mas ahínco "contra sus detractores".
El Vicepresidente asegura que "hay un complot" contra él, alimentado por políticos que están en la cárcel.
¿Por qué resultó acusado de promover la creación de un grupo paramilitar?
Se trata de un complot de los paramilitares para enlodar al Gobierno. Acordaron que había que mencionar la mayor cantidad de gente para evitar la extradición y para lograr mayores beneficios. La estrategia de estos señores es clara. Lo que sorprende es que la Fiscalía les dé credibilidad a los bandidos.
¿A qué estrategia se refiere?
Recuerde que cuando el señor Mancuso hace la primera declaración, que es la que origina todo esto, estaban ellos luchando para que no los extraditaran.
¿Y cómo podían evitar la extradición con la acusación que le hicieron?
Chantajeando. En una grabación del señor Mancuso y la señora Eleonora Pineda, él le dice que "hay que meter a todo el mundo... el Gobierno no aguanta que metamos mil, dos mil personajes". Esa era la estrategia, toda una patraña.
Pero Mancuso después rectificó la acusación...
No tenía alternativa, porque todo lo que dijo es falso. No existe ni podría existir prueba en mi contra.
¿Usted habló con Mancuso?
Claro que hablé con él. Eso es público y está en el expediente en la Fiscalía. Yo tuve dos reuniones con Carlos Castaño y una con Mancuso, que tuvieron que ver con mi tarea de promotor de paz en los años 90, cuando era jefe de redacción de EL TIEMPO y había creado en el periódico la Unidad de Paz y tenía como asesores, entre otros, a Otty Patiño y Carlos Franco. Cuando se produjo el aterrador crecimiento de las autodefensas, me dediqué a investigar las razones de ese fenómeno. Eso fue lo que me llevó a hablar con Castaño. Con él tuvimos todo un día de conversación, con Mancuso y 'El Alemán' (Freddy Rendón) presentes.
¿De qué hablaron?
Hablamos de las autodefensas, en términos generales. Yo quería entender qué era lo que estaba pasando. Es más: mi encuentro fue tan periodístico que invité a Mancuso a ir a EL TIEMPO para que explicara a los periodistas qué era lo que estaba ocurriendo en el país. Un periodista que no sabe ni entiende la verdad de lo que ocurre, puede correr el peligro de convertirse, sin saberlo, en correa de transmisión de propósitos indebidos.
¿Y Mancuso aceptó?
Sí. En ese momento, Mancuso no estaba incurso en ningún delito y yo no lo conocía. Supe de su existencia por su actitud de enlace para mi encuentro con Castaño. Supe, además, que pertenecía a la sociedad de Montería. De la exposición que hicieron Castaño, 'El Alemán' y el mismo Mancuso, surge una convicción en mí: la gravedad de la ausencia del Estado, de la no presencia de autoridad. Propuse entonces la explicación del gravísimo conflicto ante los periodistas del diario. Para mí, y no me equivoqué, era el anuncio de la explosión de violencia que ocurriría en el país. La reunión, a la que solo pude asistir unos minutos, se realizó en el Club de EL TIEMPO. Era el año 1996.
¿Y qué explicó Mancuso?
La creación de las autodefensas, para suplir la ausencia de Estado.
¿Usted justificaba o explicaba o quería crear algún organismo de autodefensa?
No, hombre. No quería nada distinto a que los lectores de EL TIEMPO estuvieran enterados del conflicto en el que estaba Colombia y de la explosión de violencia que venía: era un Eln muy agresivo; eran unas Farc fuertes y eran unas autodefensa que luchaban contra ellos. Ese era el panorama. Yo tenía la obligación de informar a nuestros lectores de los días aciagos a los que nos exponíamos si no hallábamos formulas de paz.
¿Usted no hablo en su encuentro con Castaño de crear el 'Bloque Capital'?
¡Por Dios! Es una perversidad mezclar mi nombre y mi trayectoria como defensor de paz y de Derechos Humanos en todo eso. Algo que hace de entrada evidente la calumnia es que en esa época no había bloques de autodefensas. Ni siquiera Auc, Autodefensas Unidas de Colombia. El grupo de Castaño y Mancuso se llamaba Accu, Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá.
¿Qué reacción le produjo la primera acusación de Mancuso cuando lo vincula?
No me tomó de sorpresa. A mí ya me habían advertido que en la cárcel de Itagüí se estaba fraguando un plan en mi contra. No me sorprendió, pero sí me atormentó: una persona como yo -que he trabajado por las víctimas, que hice País Libre, que organicé las marchas contra el secuestro, que lancé el "No más", que después hice el mandato por la paz- termina acusada por un delincuente. Eso causa muchísimo dolor. Lo único que hice fue pedir una investigación seria, competente, rápida, que fue la que hizo un fiscal ante la Corte y que, tras un trabajo de dos años, dispuso que no había delito ni cargo alguno en mi contra.