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Denunciante Constante
 |  Las agreciones del paramilitarismo Chavista
Calificación: de
5,00
 | La coherencia no existe en el diccionario chavista. En Colombia, sus más encumbrados representantes señalan al gobierno Uribe de guerrerista y paramilitar mientras se cuidan de mencionar a su cabecilla como el líder regional de una incierta escalada belicista.
Ya son más de 6.600 millones de dólares los que Rusia le ha prestado al dictador venezolano para que deposite, en la canasta de compras, armamento sofisticado que no tiene ningún propósito persuasivo. Qué no se engañen los admiradores del dictador: Él se está preparando para la guerra y avanza raudo tras su objetivo.
En ese propósito, ya los esbirros del dictador asesinaron hace un mes al pescador colombiano Amadeo Téllez Avellaneda, la primera víctima de la escalada del dictador contra Colombia: en este momento hay 16 deportistas colombianos secuestrados por un movimiento paramilitar venezolano: las Fuerzas Armadas Bolivarianas de Liberación FABL, favorecidas con la impunidad y legalidad que les otorga la reforma efectuada a la Ley Orgánica de las FAN.
Dichas milicias tienen la función de “cuidar” al dictador venezolano y defender la revolución a capa y espada, siendo el quinto componente que la dictadura incorpora a la Fuerza Armada Nacional, aunque por sus características de autonomía estructural, presupuestal y jerárquica, son entes paramilitares independientes que han sido legitimados gracias a la arbitrariedad del dictador y de su caterva en la Asamblea Nacional.
Es que en la reforma a la Ley Orgánica de las FAN, el tirano de Miraflores logró amparar a cualquier organización armada que se declare chavista: La Piedrita, o las FABL no solo gozan de la protección de la dictadura, sino que sirven de avanzada para realizar operaciones sucias en Venezuela y en ese país que es una obsesión para Chávez Frías.
Ni más ni menos: el coronel paracaidista ha legalizado la actividad paramilitar en su país, debilitando a las Fuerzas Armadas y estructurando los grupos paralelos de coerción armada e ideologización que también pueden funcionar, con toda la legalidad que les otorga el régimen, en las bases de paz que vienen instalando no solo al interior de Venezuela y en la frontera con Colombia, sino también en otros países como Costa Rica.
Esas fuerzas paramilitares tienen varias funciones primordiales: realizar las tareas sucias que están incluidas en la arremetida bélica contra los ciudadanos venezolanos y los gobiernos distantes del ALBA, avanzar en la expansión de las “ideas” del socialismo del siglo XXI y constituirse en la punta de lanza en una acción militar.
Según el dictador, las bases de “paz” son una respuesta a la decisión de Colombia de permitir el tránsito de tropas norteamericanas en siete bases colombianas, pero lo cierto es que muchos de los componentes de esas bases, como las fuerzas paramilitares chavistas, la carrera armamentista y el marco jurídico para que todo eso se de con total impunidad, viene desde tiempo atrás.
Es que además, la propuesta de Hugo Rafael Chávez no es la de los hippies en los 60, cuando ponían una flor en la trompetilla de un fusil, pues entonces estaría llenando a Venezuela de cultivos de flores y no de tanques, fusiles, plataformas de cohetes y aviones de combate. Esas bases de “paz” no son tampoco ningunos sitios de oración y recogimiento, sino centros de estacionamiento de milicianos que serán la carne de cañón que el socialismo del siglo XXI utilizará en sus propósitos guerreristas.
Pero las cosas van más allá: la figura legal de impunidad al paramilitarismo chavista incluye la incorporación de extranjeros en sus filas, lo que resulta muy conveniente para estructurar una fuerza convergente de terroristas de las FARC y del ELN con milicianos boliviarianos de Venezuela, Cuba y Bolivia.
En ese orden de ideas, resulta destacable la posición que ha asumido el gobierno colombiano frente a los embates del guerrerista régimen venezolano. A pesar de las agresiones verbales, militares y paramilitares que ya le costaron la vida a un compatriota y tiene a 16 familias colombianas en ascuas por los secuestrados en poder de la milicia chavista, el gobierno Uribe no ha caído en la trampa y ha dejado las constancias que van quedando sobre el proyecto expansionista y hegemónico del dictador Hugo Chávez Frías, con todo y sus armas que siempre describe como juguetes (¿indicio de una mentalidad infantil?).
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