Te observo preso desde mi escafandra impune,
que ha sido inculpada, del amor su fuga.
Dentro eres el sueño de la noche en vela.
Fuera eres el vacío que de dolor se llena.
Te observo cautivo desde mi escafandra impuesta,
que ha sido la condena por en ti calarme.
Dentro eres mi delirio, concubina fiel.
Fuera eres el verdugo, mi perenne hiel.
Te observo voyerista desde mi escafandra cómplice,
con la que me siento a la mesa a imaginar,
que eres mi alimento, de la soledad el manjar.
Y dentro eres esplendor de la indecente flor.
Fuera eres el libar de la ausencia tu amargor.