CLAUDIA (SONETO DE CUATRO LUSTROS)
Mujer distante y en las noches fragante.
Pereces en otoño cual follaje de besos efímeros.
Renaces cada tiempo en que la antorcha de tus labios
se hace céfiro que viene, a quemarme taciturno.
Mujer fuerte y por mis sueños tallada.
Territorio de lamentos y beldad enarbolada.
De tus campos he libado dulce néctar del dolor,
y sobre ellos aun florecen sacros nardos de un amor.
Hija de los astros que en el cielo contemplan
cómo creces sempiterna en el pecho de un mortal.
Te buscó mi alma nocturna en un ajeno firmamento,
pero no pudo alcanzarte, salvo el riego de tu aliento.
Álgida presencia que sobreviene al olvido,
no te toque con su abrazo nebuloso que corroe.
Mujer que he condenado a perdurar en mis adentros,
vaga libre por tu senda que aun inerme iré a tu encuentro