Un viejo que ya había sobrepasado los 85 años acudió al sexólogo. Éste, al verle en su consulta se sorprendió. Con enorme curiosidad, le pregunta:
- ¿Cuál es su problema, abuelo?
- Pues verá, doctor. El primero no me cuesta, pero a veces el segundo es más difícil. Cuando llego al tercero, incluso tengo palpitaciones. Y no digamos el cuarto; me deja totalmente agotado...
- Oiga señor, pero ¿Es que a su edad, qué es lo que pretende?
- Llegar al quinto piso, que es donde vive mi novia...