Se cuenta por ahí que una profesora de primaria en Venezuela explica en clase que ella es Chavista a morir, y entonces pide que levante la mano todo el que también sea seguidor de Chávez. Todos en clase, por temor a represalias por parte de la maestra, levantan la mano gritando "Viva la Revolución", "Abajo el imperialismo", excepto Jaimito que estaba sentado al fondo del salón. La profesora miró al niño con sorpresa y le preguntó:
- Jaimito, ¿por qué no has levantado la mano?
- Porque yo no Chavista.
La profesora extrañada preguntó de nuevo:
- Vaya, y si no eres del Chavista ¿entonces con quién simpatizas?
- Con los gringos ―respondió orgulloso el niño.
La maestra, cuyos fanáticos oídos no podían dar crédito a algo así, exclamó:
- Jaimito, hijo mío ¿qué pecado has cometido para ser pro-yanki?
El niño muy tranquilo le respondió:
- Mi mamá trabaja para Coca Cola, mi padre en Mac Donald's y mi hermano es fanático de Los Simpson, ¡por eso me gusta lo gringo! ―remató orgulloso y convencido Jaimito.
- Bueno ―replicó irritada la profesora―, pero eso no es motivo para estar con el Imperio. Tu, no tienes porqué ser lo que sean tus padres. Por ejemplo, si tu madre fuera prostituta y drogadicta, tu padre vago, alcohólico y traficante y tu hermano atracador y asesino, entonces, ¿tú qué serías?
- Seguramente Chavista ―respondió Jaimito.