Una muchachita recién salida de un pueblecito perdido vino a la ciudad a trabajar en una casa de gente rica, donde también laboraba de cocinera una tía, que le había conseguido el empleo. Pero la jovencita, debido a su escasa cultura, tenía un miedo atroz a poder desempeñar su trabajo, aunque fue asignada a servir de sirvienta a la "niña" de la casa, una jovencita también pero muy muy muy gomela. De esas "niñas de papi" criadas a toda leche y, por tanto, sumamente malcriadas y petulantes.
La tía de la sirvienta le aconsejó a la novicia que no tuviera miedo, pues lo único que debía hacer era cumplir todos los caprichos de su amita, y en lo tocante a la cultura, debía fijarse en cómo actuaba la "señorita" para ir aprendiendo en todo.
Tan estrictamente acogió el consejo la sirvienta, que copiaba en todo los más mínimos detalles de la personalidad de su ama: modo de actuar, de hablar, de vestir, de pintarse, etc. Incluso cuando la señorita se echó un novio, ella también se enredó con otro, para igualarla en todo. Pero lo "más pior" resultó que copiaba casi calcadas todas las escenas que la señorita tenía con el novio y ella las aplicaba en su propia relación con el suyo. De esa manera, lo que sucedía durante el día entre los señoritos, se repetía casi como una copia por la noche entre la sirvienta y su novio.
Pero lo simpático era que, debido a su laguna cultural, la campesina confundía muchas veces términos que empleaba con soltura su ama, pero ella, sin conocer su significado, los metía en su conversación y formaba unos enredos de conceptos verdaderamente desternillantes. Por ejemplo, si la señorita decía "organismo", la criada podía decir "orgasmo"; si la primera decía "eructo", la segunda podía decir "orangután"...
Así las cosas, una buena (o mala) noche, la novia tuvo un altercado con su novio, y la criada, a escondidas pero siempre vigilante para copiar, le escuchó a la "niña":
- Esta relación nuestra se ha terminado...Ya no me amas como me amabas...y ahora te detesto.
Frotándose las manos de contento por haber asimilado la lección de su primera pelea, esa misma noche la criada se enfrentó sin motivo alguno con su novio y le espetó:
- Esta felación nuestra se ha terminado...Ya no mamas como mamabas, y ahora te desteto...