Ya muy en el futuro, en las iglesias para confesarse no hacía falta sacerdote sino que lo hacía una computadora. Un domingo llega una chica a confesarse:
- Computadora, ¿sabe que mi novio fue a mi casa me besó y me agarró las tetas?
La computadora le dice:
- ¿Y están casados?
- No.
- Rece dos padres nuestros y tres ave marías.
La Chica reza dos padres nuestros y tres ave marías.
Al domingo siguiente la misma chica a la computadora:
- Mi novio me besó, me agarró las tetas y me las chupó.
- Rece tres padres nuestros y cinco ave marías.
La chica reza tres padres nuestros y cinco ave marías.
Pero al domingo siguiente:
- Mi novio fue a la casa me besó, me agarró las tetas, me las chupó y me metió la puntica.
Pasan cinco minutos y la computadora no responde nada. Pasan diez minutos más, y la computadora toda trancada. Entonces tienen que llamar a un padre de verdad. Ya después de quince minutos de que el padre ha analizado los datos de la computadora, dice a la chica:
- Mire hija, venga el domingo que viene cuando su novio se lo haya metido completo, porque la computadora no acepta decimales.