- Buen día Sor Josefa, la veo muy bien, y el suéter que está tejiendo...
- Gracias Madre, Ud. también se ve muy bien, pero parece que se ha bajado por el lado equivocado de la cama ¿eh?
No le gustó nada el comentario final y continuó. En la siguiente celdilla repitió:
- Buen día Sor María, qué bien se le ve hoy, y qué bonito está quedando ese bordado...
- Gracias Madrecita, Ud. también se ve bien, pero parece que se ha bajado por el lado equivocado de la cama.
La Superiora se mordió y siguió su recorrido. Pero todas las monjitas le respondían lo mismo. Así que cuando llegó a la quinta monja ya estaba que trinaba, entonces saludó con los dientes apretados:
- Buen dia Sor Leonor, séame sincera... ¿yo me veo como si me hubiera bajado por el lado equivocado de la cama?
- Sí, madrecita...
- ¿Y qué le hace pensar eso?
- Es que lleva puestas las sandalias del Padre Ramón.