Un hombre introduce su cabeza en una peluquería y pregunta:
- ¿Cuánto tiempo le falta para que me pueda hacer un corte de pelo?
El peluquero echa un vistazo alrededor del salón y le responde:
- Unas dos horas.
Tras agradecérselo, el hombre se va. Unos días después, el mismo hombre vuelve a la peluquería y, desde la puerta, le pregunta al peluquero:
- ¿Cuánto tiempo le falta para que me pueda hacer un corte de pelo?.
El peluquero mira alrededor del establecimiento y dice:
- Aproximadamente, tres horas.
Entonces, el hombre se va. Después de una semana, el mismo individuo vuelve a la peluquería y le pregunta al peluquero:
- ¿Cuánto tiempo le falta para que me pueda hacer un corte de pelo?.
El peluquero, ya algo extrañado, le responde:
- Como hora y media.
De nuevo, el hombre se va con viento fresco. El peluquero se dirige a un amigo que se encuentra esperando en la tienda y le dice:
- Oye, Juan, por favor, sigue a ese hombre y comprueba adónde va. Él siempre viene y pregunta que en cuánto tiempo le puedo hacer un corte de pelo, pero después nunca regresa.
Al rato, Juan vuelve a la peluquería, riéndose agitadamente. El peluquero, intrigado, le pregunta:
- Dime, Juan, ¿dónde se fue el hombre después de pasar por aquí?
Su amigo, con lágrimas en los ojos de tanto reírse, le responde:
- ¡¡¡A tu casa...!!!