Naufraga un barco y sólo se salvan tres personas: un matrimonio pastuso joven y un paisa. Consiguen llegar a una isla diminuta en la que no hay nada más que un cocotero. El paisa, que le cogió ganas a la pastusita (que estaba muy sabrosa), propone un plan:
- Vamos a turnarnos para subir al cocotero y a ver si vemos un barco. Subo yo primero.
Se sube y se pone a mirar de un lado a otro. De repente mira para abajo y grita:
- ¡Eeeh! ¡¡Dejen de estar culeando!!
Los pastusitos, que no estaban haciendo nada, se miran extrañados y se dicen "este tipo está loco". Al cabo del rato, el paisa grita otra vez:
- ¡¡Pero qué joda, que no culeén, que esto no es ni el momento ni el lugar!!
- Este está chiflado.
Así transcurre una hora, y el paisa se baja del cocotero y se sube el pastusito. El paisa, -que como todo paisa tiene su verbo-, empieza a seducir a la esposa, y a los cinco minutos ya estaban teniendo sexo. El marido, que está en lo alto del cocotero, mira para abajo y se dice:
- ¡ah, carajo, desde aquí arriba sí que parece que estén culeando, pues!