Transcurría el minuto 42 del segundo tiempo cuando el volante uruguayo Sebastián Eguren marcó el tercer gol que le dio la victoria a su selección 3 por 1 sobre Colombia. Los asistentes al estadio Centenario de Montevideo estallaron en júbilo, al tiempo que millones de colombianos, desde la distancia, se dejaron llevar por la desilusión.
Aunque para una buena parte de compatriotas la derrota del combinado nacional se convirtió en sinónimo de desesperanza -las opciones de clasificar al Mundial de Suráfrica son remotas, a falta de dos partidos-, para una humilde familia bogotana no significó otra cosa que la muerte de uno de sus seres queridos.
La triste historia se registró el pasado miércoles en el barrio El Perdomo, de Ciudad Bolívar.
Ese día, antes de las 4 de la tarde, don Jorge Enrique Romero, de 67 años, salió de su casa y caminó unas cuantas cuadras, hasta la vivienda de su cuñado.
El esposo de una de sus cuatro hermanas lo había invitado el día anterior a ver el decisivo partido de Colombia ante Uruguay, teniendo en cuenta la fe que don Jorge profesaba al equipo dirigido por Eduardo Lara.
"Cada vez que él veía un partido de Colombia se alteraba. Gritaba de emoción o de rabia, según como estuvieran jugando", dice al periódico HOY una de las hermanas.
El primer gol de Uruguay, marcado por el jugador Luis Suárez a los seis minutos del primer tiempo, generó la furia de don Jorge, aunque Jackson Martínez, a los 21 minutos del complemento, le devolvió la sonrisa con el empate.
Dicen los familiares que el segundo gol uruguayo, de Andrés Scotti -quince minutos después-, le cayó bastante mal, pero que el tercero, de Eguren, lo sacó de casillas.
Don Jorge se levantó de la silla con ira, salió de la casa y se desplomó en la puerta. Su cuñado lo llevó hasta el Hospital de Bosa. Los médicos hicieron todo lo posible por salvarlo, pero el paciente falleció producto de un infarto.
Ayer sus familiares reclamaron los restos en Medicina Legal. Algunos de ellos dicen que la selección y don Jorge murieron al mismo tiempo.