Una pareja de jóvenes de 27 y 31 años viven en un chalet bi-familiar, donde con una pareja de ancianos comparten el jardín de ingreso a las respectivas casas.Todo va bien entre los vecinos, la relación es siempre respetuosa y simpática. Los jóvenes tienen como mascota un Ovejero Alemán, y los viejitos como mascota tienen un pequeño Hamster que hace años los acompaña.
Un día en que los ancianos van a pasar el día a casa de la hija, uno de los dos jóvenes ve algo que cuelga de la boca del Perro, como la cola de un ratón. ¡¡¡Se lo saca de la boca y se da cuenta que es el hamster de los viejitos!!!.
No sabiendo como salir de la situación, la joven decide jugar de astucia. Lava el hámster, lo seca con el secador de pelo y lo pone en la jaula, único modo de proteger la integridad de su perro y evitar que algún viejito se muera del disgusto al enterarse de la pérdida de su querida mascota.
Vuelven los viejos, y 5 minutos después escuchan la sirena de una ambulancia, salen a la puerta cuando dentro de la ambulancia los enfermeros habían conseguido tranquilizar al viejo.
Inmediatamente una sensación de culpa invade a ambos jóvenes. Muy cerca estuvo el pobre viejito de tener un fatal ataque al encontrar el cadáver de su amado hamster, debían confesarse... tenían que contarles la verdad y esperar ser perdonados.
Mientras la culpa los carcomía por dentro, la viejita se acercó con paso apurado y les dijo:
- Ustedes no me van a creer, pero yo se los cuento igual. Resulta que ayer se nos murió el hámster y mi marido lo enterró en el jardín esta mañana. Lo increíble, es que al regresar de la casa de mi hija... ¡¡¡LO ENCONTRAMOS DE NUEVO EN LA JAULA!!!