Una monja se sube a un taxi y el taxista no para de mirarla. Entonces ella le pregunta porque la mira tanto:
- Tengo una pregunta pero no quiero ofenderla.
Ella responde:
- Querido hijo, no puedes ofenderme. Cuando se llega a mi edad siendo monja ves y oyes de todo. Estoy segura que no hay nada que pudieras decir que me ofenda.
- Bueno, Siempre he tenido una fantasia que una monja me hacía sexo oral.
- Bueno, veamos que podemos hacer con respecto a eso: 1- tienes que ser soltero y 2- debes ser Catolico.
El taxista se emociona y dice:
- Si, soy soltero y tambien Catolico!
- Bueno, doble en la proxima esquina a la derecha.
El Taxista dobla y la monja le concede el deseo. Pero cuando se vuelven a subir al taxi el taxista comienza a llorar.
- Hijo querido, ¿porque lloras?
- Perdoneme hermana pero he pecado. Menti, debo confesar, soy casado y ateo.
- La monja dice:
- Bueno no te procupes, porque mi nombre es Daniel y estoy yendo a una fiesta de disfraces.