Nelson Bocaranda, en los runrunes de hoy de El Universal, analiza la estrategia de Chávez, Correa y Morales, para desestabilizar al gobierno de Uribe. También comenta que Venezuela continúa pagando los gastos del “ensombrerado itinerante”, Manuel Zelaya y su séquito de 30 personas.
Poco a poco se van atando cabos en lo que pareciera ser una conspiración, bien articulada, para deteriorar al gobierno de Álvaro Uribe eliminándole la posibilidad de presentarse a una segunda reelección, bajarle su nivel de aceptación popular, perjudicar gravemente la economía colombiana y minarle el campo político al ex ministro Juan Manuel Santos en sus aspiraciones presidenciales.
La tesis, discutida ampliamente en el vecino país, da cuenta de una estrategia de “tenaza” entre los mandatarios de Venezuela y Ecuador, con el apoyo, soterrado, de los miembros del Alba. Éstos, encabezados por Evo Morales, han sido los más agresivos en sus declaraciones contra el uso de las bases militares colombianas por parte de los militares estadounidenses cuyo acuerdo estaría listo para firmarse el fin de semana.
La visita del ex presidente Samper, aunque advertida por él mismo a Uribe, buscaba comenzar a socavarle el piso al gobierno colombiano. Luego, la invitación a una nutrida delegación de opositores a Uribe y al Plan Colombia terminó de cuadrar los actores y la estrategia a seguir.
Como el caudillo no se puede contener verbalmente, allí escupió pinceladas de su plan. Más tarde en una única, sorprendente y valiente entrevista de la periodista de RCN, Vicky Dávila -quien no se amilanó ante el grosero acoso de Chávez y hasta le refutó fríamente algunos epítetos como en ningún otro encuentro presidencial con comunicadores- el mandatario volvió a sudar su incomodidad ante las evidencias colombianas y dejó ver más de su acometida antiUribe.
Los llamados “viajeros de la paz”, financiados por el régimen venezolano, comenzaron a “caminar por la América Latina”. La segunda juramentación de Correa en Quito sirvió para afinar los detalles de las operaciones a seguir. Cada día que pase arreciarán los embates a Colombia por parte de los obsecuentes funcionarios rojos.
La adulación rojita, usada para subir peldaños burocráticos, los hace hablar disparates. Como Samán, al decir con increíble desparpajo, que es más barato traer un barco desde Argentina que una gandola desde Cúcuta…