Mañana es el Día contra la explotación laboral de menores y en Colombia, aunque se han incrementado los esfuerzos, la realidad muestra que el país aún está lejos de solucionar esta problemática.




Así lo afirma Liliana Obregón, coordinadora nacional del Programa internacional para la erradicación del trabajo infantil de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
En esta ocasión se hará énfasis en las niñas, cuyo trabajo suele mantenerse oculto. Además, ellas sufren más discriminación que los niños, además de ser peor remuneradas.
"Colombia está haciendo un gran esfuerzo, gracias a una estrategia nacional liderada por el Gobierno y por diferentes instituciones, pero los avances son muy lentos", sostiene Obregón, al explicar que pese a que las cifras vienen decreciendo desde el 2001, aún siguen siendo preocupantes.
Según la OIT, en Colombia hay por lo menos 1.058.810 menores de edad (entre 5 y 17 años) laborando en condiciones que vulneran sus derechos, los alejan de la escuela y los exponen a múltiples riesgos para su integridad.
A ellos se suman otros 961.507 que desempeñan labores domésticas en jornadas extenuantes, con similares consecuencias, según la Encuesta Nacional de Hogares hecha por el Dane en el 2007.
Entre tanto, en el mundo, más de 200 millones de niños son trabajadores y realizan tareas perjudiciales para su desarrollo mental, físico y emocional. Se estima que unos 100 millones de niños son explotados laboralmente.
Además, preocupa que las consideradas 'peores formas de trabajo infantil' siguen siendo una constante. Se trata de la explotación sexual comercial y el reclutamiento de niños para el conflicto armado, además de laborar en la agricultura y la minería artesanal.
Ernesto Durán, coordinador del Observatorio sobre Infancia de la Universidad Nacional, afirma que además de revisar el poco avance de las políticas públicas que pretenden erradicar este fenómeno, es importante fortalecer los programas educativos destinados a esta población.
Es decir, aquellas iniciativas que busca que los niños dejen el trabajo y vuelvan a la escuela, teniendo en cuenta que el 42.5 por ciento de los menores trabajadores está desvinculado del sistema escolar.
De acuerdo con la OIT, erradicar esta situación se hace más difícil porque se trata de una cuestión cultural. "Aún se sigue pensando que si un niño trabaja puede ser más juicioso, sin tener en cuenta todos los derechos que se le vulneran", advierte Liliana Obregón.
Según ella, la razón principal por la que trabajan los niños es porque a ellos les gusta hacerlo, para tener su propio dinero y ser independientes. Y la segunda, para ayudar con el sostenimiento económico de sus familias.

La crisis aumenta la problemática

En dichas poblaciones, tanto en la zona rural como en la urbana, fueron encuestados 1.611 niños, desde los 6 hasta los 17 años, con el fin de determinar cuántos de ellos trabajan y en qué condiciones lo hacen.
El estudio es pionero en su especie en el país, pues por primera vez se tiene en cuenta un enfoque de derechos que midió las situaciones de vulneración a las que son expuestos estos niños.
En Funza se determinó que el 27,8 por ciento de los menores de edad encuestados son trabajadores, mientras que en Madrid la cifra asciende al 26,9 por ciento. En ambos lugares se superó el promedio nacional del 23 por ciento.