Una pareja gay decidió que quería tener un hijo.
Contrataron a una mujer para que les engendrara la criatura.
Unieron sus espermas, los mezclaron bien y la mujer fue
artificialmente inseminada.
A los nueve meses los llamaron del Hospital para decirles que acababa de nacer un varoncito.
Corrieron llenos de alegría al Hospital. Al llegar los llevaron a una sala donde había como treinta bebés, todos gritando y llorando, menos uno.
Había uno plácido y sonriente. La sorpresa se la llevaron cuando la enfermera les indicó que ese era su bebé.
'Pero qué bebé tan bueno, tan tranquilo, tan alegre!', exclama uno de los maricas. La enfermera responde:
'Es cierto... ¡pero no le vayan a sacar el chupo del culo porque se pone a gritar como loco!'