• No sabemos realmente lo que queremos.
• La naturaleza no es lo que encontramos cuando miramos a nuestro alrededor. La naturaleza son las cosas tal como habrían sido si Adán y Eva no hubieran pecado e introducido con ello la lujuria en el mundo humano.
• Al contacto con las flechas de Cupido, un Viejo yo muere y nace otro Nuevo.
• No es que el amante oiga notas afinadas cuando su pareja desentona al cantar, sino que extrañamente no ve ningún problema en el hecho de que desentone. Los amantes no son ciegos en un sentido literal. Sí ven la celulitis, las verrugas y la bizquera del otro, pero lo extraño es que no les importan y que pueden llegar a encontrarlos encantadores.
Simon Blackburn, Lujuria.