Paso 1



Elige un lugar silencioso y cerrado para mantener controlado al animal y que no escape. Además, no debe haber corrientes de aire y la temperatura del ambiente debe ser cálida, ya que los gatos son propensos a los resfríos.

Paso 2



Prepara el agua y los elementos a utilizar con anterioridad.

El agua debe estar tibia y el nivel a la altura de la cadera del animal. Es muy importante que el fondo de la bañera tenga una cubierta antideslizante (alfombra de goma, stickers antideslizantes, etc) para evitar que se resbale.

Paso 3



Existen champúes específicos para las diferentes razas, para el color de pelo, etc.

Pídele a tu veterinario que te recomiende el apropiado para tu gato, ya que podría ser alérgico a alguno de los componentes.

Paso 4



Comienza a bañar al gato por el cuello y continúa haciéndolo hasta llegar a la cola, luego lava las patas y, si necesitas asear su cabeza, hazlo con un trapo húmedo, ya que debes evitar que el agua entre en sus orejas o su nariz. Utiliza un pequeño recipiente para mojarlo y luego realizar los primeros enjuagues después del champú.

Paso 5



Usa un duchador suave para quitar el resto de champú. Asegúrate de eliminar completamente el producto, ya que podría causarle irritación en la piel.

Paso 6



Seca al gato con una toalla, en la tina ya vacía, frotando su pelaje con suavidad para evitar que se le formen nudos si tiene pelo largo. Puedes utilizar varias toallas para envolverlo y secar tanto su cuerpo como sus extremidades.

Paso 7



Para secarlo, utiliza un secador de pelo lo más silencioso posible a fin de evitar que se asuste. Quítale toda la humedad antes de dejarlo en libertad para que no se enfríe. Si tienes un gato de pelo largo, éste es el momento ideal para cepillarlo.

Importante

Ten en cuenta que un gato de pelo corto normalmente se mantiene limpio por sus propios medios. Si lo encuentras sucio, podría suceder que tuviera dificultades de algún tipo, por ejemplo estar enfermo.