Un hombre debe pasar al lado de un manicomio todos los días al ir a trabajar. Le llama la atención que detrás de la tapia los internos todos los días gritan ¡¡¡Ocho, Ocho, Ocho!!! ¡¡¡Ocho, Ocho, Ocho!!!
Después de varios días de escuchar lo mismo, su curiosidad lo vence. Deja en el suelo su portafolios y escala la tapia agarrándose como puede porque es bastante alta. Cuando llega arriba asoma la cabeza y al momento recibe el fuerte golpe con un garrote.
-¡¡¡Nueve, Nueve, Nueve!!!, ¡¡¡Nueve, Nueve, Nueve!!!