Dos amigos se encuentran después de que uno de ellos regresó de su luna de miel. El otro sabía que su amigo había sido un mujeriego antes de casarse, y por eso le preguntó como le iba como recién casado. El otro contesta con mucha pesadumbre:
- Pues estoy preocupado. La mañana siguiente a nuestra primera noche de amor, yo estaba todavía adormilado, y por la fuerza de la costumbre le dejé a mi mujer un billete de cincuenta mil en la mesa de noche.
El otro intentó tranquilizarlo:
- No te preocupes. Lo más probable es que ella no saque conclusiones por esto, sino que piense que se lo diste para los gastos.
- No es eso, - dice el otro, ya llorando. - Lo que pasa es que ella también estaba medio dormida, y me dió un billete de veinte mil como cambio...