Érase una vez, en los tiempos antiguos un caballero que se va a las cruzadas y se despide de sus familiares, amigos, etc... diciéndoles:
- Como vuestras mercedes saben, me voy a luchar a Tierra Santa para mayor gloria de la cristiandad, y es muy posible que no vuelva.
Esta es la llave del cinturón de castidad de mi esposa; si pasaren 10 años sin que supieréis nada de mi, tened la merced de dársela, como prueba de mi irrefutable aprecio.
El caballero sale del castillo en su blanco corcel y apenas ha cruzado la puerta del mismo, un sirviente sale corriendo y le grita:
- Don Álvaro, noble señor, ¡gracias a Dios os he alcanzado! ¡¡nos habéis dado la llave equivocada!!