Historia de Edmund Kemper
Edmund Emil Kemper III el carnicero de colegialas
Edmund Emil Kemper III nació en Burbank, California el 18 de Diciembre de 1948 hijo de Clarnell y Edmund Kemper Jr. quienes unos años más tarde se divorciaron. Hay que notar el hecho de que la señora era una prolífica casamentera, pues sumo hasta tres matrimonios a lo largo de su vida.
La separación de sus padres significó un duro golpe al joven Ed Kemper quien gozaba buena identificación con su padre, mas no con la madre con quien finalmente pasaría el resto de su tiempo. Tras el divorcio, Ed y sus otras dos hermanas, una mayor por 6 años y otra menor por 2 y medio se fueron a vivir a Montana con la señora Clarnell.
La infancia de Ed Kemper a quien apodaban Guy, fue de muchos sinsabores padeciendo constante abuso emocional de su madre. Con el tiempo nació en el gran odio hacia Clarnell quien decidió encerrar al chico en las noches temiendo que fuera a molestar sexualmente a sus dos hermanas. Y es que aquella era una familia de gigantes. La señora Kemper medía 1.80 metros mientras que el padre alrededor de los 2 metros. Por el tamaño de Ed y sus extrañas conductas, la madre tomaba las precauciones necesarias. En retrospectiva el mismo Ed Kemper cree que su madre tenía algo de razón en encerrarlo. Según testimonio de las hermanas, el chico tenía la mala costumbre de descabezar sus muñecas y de efectuar en todo momento extraños juegos donde simulaba su propia ejecución y muerte.
La gente de la escuela determinó que Ed Kemper era extremadamente fantasioso. Constantemente lo pillaban soñando despierto y por esta situación y seguramente por otras cosas, le fue impuesto asistir dos veces por semana con un psicólogo de la escuela. Para Kemper estas sesiones eran rutinarias, cosa de siempre y durante la primaria y la secundaria asistía con regularidad. Durante la consulta los consejeros hacían de todo menos tratar los asuntos importantes.
De acuerdo a los conocedores, Kemper ya fantaseaba con las mujeres en términos sexuales desde la tierna edad de 10 años. Sin embargo estas fantasías estaban pobladas de muerte y violencia. Por fuera Kemper aparentaba afabilidad y calma mientras que por dentro vivía una realidad alterna donde deseaba ver morir a la gente a su alrededor, muchos a manos suyas. Como se ha estudiado extensamente, los asesinos seriales son profundamente crueles con los animales durante su infancia, porque estas criaturas son sus primeras víctimas, a escala si así se desea, pero víctimas de su enojo y violencia internas. Kemper mato varios gatos, incluso enterrando vivo a uno para después decapitarlo y montar la cabeza en una pica. Clarnell halló los restos de un gato metidos en el closet de su hijo. Cuando se le pedían explicaciones de sus bizarras actividades Kemper siempre salía con alguna mentira muy bien elaborada, tras lo cual reforzaba su cinismo y refinaba su metodología.
A los 13 años Ed Kemper deja su casa para irse a vivir con su padre. En un principio el señor lo recibe bien, pero como se había vuelto a casar y tenía un hijo pequeño, la presencia de su enorme hijo Ed Kemper resulta incómoda así que tras un corto tiempo de estancia lo devuelve a su madre. Defraudado por su padre ahora es rechazado por su madre, pues la señora ya tenía planeado un nuevo matrimonio y al estorbarle lo envía con sus cosas a vivir con sus abuelos paternos, la señora Maude y el señor Ed Emil Kemper quienes poseían un rancho de 17 acres en California. Si bien lo que ya no quería era padecer los abusos de su madre, ahora se encuentra conque Maude es similar o peor. Siempre regañándolo y diciéndole que hacer y que no, Kemper piensa que alguien y que mejor que su abuela, tiene que pagar todos los platos rotos. Poco a poco la furia debida a su aislamiento y sus bizarras fantasías va incrementándose en el joven Edmund como una olla a presión. Entrevistado después de su detención Kemper dijo que si acaso alguien le hubiera ayudado a disminuir su estrés, pero que siempre era al contrario, las personas solo conseguían enfurecerlo más.