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Antiguo 21-11-2008 , 09:30:44   #3
XulkiuX
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Predeterminado Continuacion 2 Panteon Chease

Pero si pudiera aclararse por medio de la psicoquinesis el movimiento de los ataúdes, ¿se explicaría la ausencia de otro?

Los inquietos ataúdes de Arensburgo
Al otro lado del Océano Atlántico sucedió en el siglo XIX un caso que recuerda al de la isla Barbados. Fue en la ciudad de Arensburgo, situada en la isla de Oesel. Lo mismo los acontecimientos de Arensburgo que los de la isla Barbados respondían a idéntico patrón de sucesos, podría decirse que, siendo iguales los síntomas, la enfermedad era idéntica en un caso y en otro.

Hubo, para empezar, el asunto de los caballos, una señora que detuvo su carruaje a las puertas del cementerio el 22 de junio de 1844, a corta distancia del mausoleo de la familia Buxhoeden, fue la primera persona que pudo informar acerca de ciertas anomalías que llamaron la atención. Depositó unas flores en las tumbas de sus familiares y regresó a su carruaje para encontrar el caballo terriblemente asustado e inquieto.

El siguiente domingo, otras personas que llegaron a depositar flores se sorpendieron al regresar ya que encontraron a los animales que guiaban sus carrujaes temblando de miedo y lanzando espuma por la boca. Hubo quien juró haber oído extraños ruidos procedentes del interior del mausoleo de los Buxhoeden y puso sobre aviso a los propietarios de la tumba. Estos subestimaron estos testimonios y dijeron que no iban a perder tiempo escuchando tonterías. Pero como los sucesos seguian estando y los animales se espantaban al llegar a la cercania del panteón, las autoridades intervinieron y exigieron a los Buxhoeden abrir su mausoleo.

Hallaron en su interior varios ataúdes amontonados en el suelo, como si alguien los hubiera esparcido sin ningun sentido, los acomodaron en sus respectivos nichos y cerraron la puerta sin buscar explicaciones para el fenómeno. El tercer domingo de julio volvieron a enloquecer los caballos unidos a los carruajes. Unos echaron a correr y otros se dejaron caer al suelo, revolcándose y soltando espuma por la boca. Tres animales murieron ese dia por esos hechos.

La familia se sentía insegura, y su misma inseguridad les hizo negarse a abrir de nuevo el mausoleo. Pero tuvieron que acceder tres meses más tarde, cuando murió uno de ellos. Quitaron los sellos a la puerta y penetraron unos hombres en la cripta. Los ataúdes volvían a encontrarse en el centro, lejos de su sitio.

Depositaron el ataúd del difunto en uno de los nichos vacíos, pusieron orden en los demás, cerraron la puerta con varios sellos y abandonaron el panteón. Después se reunieron a discutir con las autoridades. No deseaban que nadie fuera a acusarlos en la ciudad de vampiros ni de profanadores de tumbas. Pidieron a las autoridades que solucionasen el misterio. El Barón Goldenstubbe, presidente de la comisión investigadora, acudió al panteón acompañado por varios miembros de la familia Buxhoeden, habían transcurrido tres días desde el sepelio y Los sellos seguían intactos. Abrieron la puerta y aparecieron los ataúdes fuera de su sitio.

El Barón ordenó colocarlos otra vez cada uno en su nicho, cerró personalmente la puerta y designó un guardia para vigilar la tumba día y noche. A continuación pidió al obispo y a dos médicos que lo acompañasen al día siguiente al mausoleo.

Abrieron la puerta. Esta vez seguían en su sitio tres ataúdes. Los demás estaban ya amontonados en el suelo. Los médicos abrieron unos ataúdes al azar, en busca de huella de vampirismo. Verificaron el estado de los cuerpos y comprobaron que estaba todo en perfectas condiciones. Incluso los difuntos conservaban las alhajas con las que fueron enterrados.

Unos obreros abrieron los muros en busca de pasajes secretos. Cerraron finalmente la puerta y quedaron apostados varios guardianes. Días más tarde declararían que no oyeron ni vieron nada sospechoso. El Barón Glodenstubbe ordenó abrir de nuevo el mausoleo. Volvían a estar revueltos los ataúdes. En vista de que el asunto no parecía tener solución, y para evitar males mayores, el Barón ordenó trasladar los féretros a otro lugar y demoler la tumba de los Buxhoeden.

Esto fue como una solución milagrosa, en pocos dias regresó la paz al cementerio de Arensburgo, nadie mas denunció ninguna anomalia. Pero lamentablemente nunca logró averiguarse, igual que sucedió en la isla Barbados, por qué a los ataúdes de plomo aparecian esparcidos por el panteón, siendo que eran significativamente pesados y no existía lugar posible por donde ingresar al lugar y realizar esta macabra broma. Si bien muchos intentaron teorizar sobre el ¿porque? no hay un solo indicio que de una respuesta.


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XULKIUX
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