Las tropas rusas permanecían el jueves en suelo georgiano pese al alto el fuego y a la tensión con Estados Unidos, en tanto que las regiones de Abjasia y Osetia del Sur proclamaban su voluntad de romper definitivamente con Georgia y obtenían un fuerte respaldo de Moscú.
Los contingentes de Moscú debían replegarse de Gori, pero una caravana de veinte camiones georgianos que se dirigía por la mañana a la ciudad dio media vuelta tras topar en un puesto de control con una formidable formación militar rusa.
"Toda la noche dijeron que partirían y ahora han cambiado de opinión. Las fuerzas georgianas se detuvieron para evitar enfrentamientos con los rusos", dijo el portavoz del ministerio del Interior georgiano, Shota Utiashvili.
En los alrededores de la ciudad se escucharon explosiones y se observaron humaredas.
Utiashvili acusó a las tropas rusas de estar "destruyendo" Gori, situada en un cruce de la carretera que une el este al oeste del país.
La secretaria de Estado norteamericana Condoleezza Rice, que el viernes irá a Tiflis, declaró que "es hora de poner fin a la crisis" y recordó que el presidente ruso Dimitri Medvedev había prometido el cese de las operaciones militares en Georgia.
"Esperamos que cumpla su palabra", dijo Rice tras entrevistarse en Toulon (sur de Francia) con el presidente francés Nicolas Sarkozy.
El secretario de Defensa de Estados Unidos, Robert Gates, advirtió que Rusia deberá "atenerse a las consecuencias" por su operación militar, aunque excluyó el "uso de la fuerza militar (...) en esta coyuntura".
El embajador francés en Georgia, Eric Fournier, aseguró que Rusia se comprometió a retirar sus tropas de Gori a más tardar este viernes.
El conflicto se inició el jueves de la semana pasada, cuando tropas georgianas trataron de retomar el control de Osetia del Sur, que al igual que Abjasia escapan a la autoridad de Tiflis desde inicio de los años 90 y pretenden unirse a la Federación Rusa.
En represalia, Moscú desencadenó una ofensiva que llevó a sus tropas hasta el interior del territorio georgiano.
El martes, los dos países firmaron un alto el fuego que prevé un repliegue de tropas a las posiciones de antes de la escalada.
Esa disposición aún no se cumplió y surgieron discrepancias respecto al estatus de las dos regiones separatistas.
El ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov, declaró que la integridad territorial de Georgia está "limitada de hecho" y que la cuestión debe resolverse "buscando las vías mutuamente aceptables".
Además Medvedev anunció que Rusia "apoyará" y "garantizará" cualquier decisión de Abjasia y Osetia del Sur.
Poco después, en una conferencia de prensa en Moscú, los jefes de las dos regiones proclamaron su firme determinación de independizarse de Georgia.
"La aspiración del pueblo de Osetia del Sur a la independencia sigue sin cambios", dijo el presidente suroseto, Edouard Kokoiti. "En lo que concierne a nuestra independencia (...) no nos parará ninguna fuerza", subrayó su colega abjaso, Serguei Bagapch.
El presidente estadounidense George W. Bush reiteró el jueves su solidaridad con "una Georgia libre y soberana".
El gobierno ruso advirtió que el respaldo de Estados Unidos a los líderes georgianos podría provocar la repetición del "trágico escenario" de los últimos días y llamó a Washington a adoptar "una actitud responsable",
Georgia es candidata a adherir a la OTAN, al igual que Ucrania, otra república desprendida de la ex Unión Soviética. Esos proyectos irritan sobremanera a Rusia, que vería de ese modo a la Alianza Atlántica extenderse a sus tradicionales áreas de influencia.
Ucrania anunció el jueves que los buques de guerra rusos desplegados frente a Georgia deberán obtener autorización para regresar a su base en el puerto ucraniano de Sebastopol.
En los últimos días, cientos de separatistas surosetos, acompañados por algunos militares rusos, saquearon e incendiaron casas en las aldeas cercanas a Gori.
La ONU calcula que unas 100.000 personas se vieron obligadas a abandonar sus hogares.