Un niño al que su madre le manda a comprar un pollo al mercado y al volver pasa por una calle, observa una puerta abierta y, por curiosidad, entra. Avanza por un largo pasillo donde al final se oyen extraños gemidos y, justo cuando entra en el dormitorio que esta en penumbra, se oye la puerta de la calle que se cierra y una voz grave dice:
"María, ya he llegado".
"!Mi marido!", -dice una voz femenina que oye el niño.
"!Rápido, escóndete en el armario!", dice la voz femenina.
Como la habitación estaba medio oscuras, la mujer empuja al amante en el armario, el amante arrastra al pobre pelao con él, y se cierra la puerta. Dentro del armario se encuentran los dos, amante y niño, encerrados y a oscuras mientras oyen que el marido entra en la habitación y se tumba en la cama. Tras unos segundos de silencio sepulcral, el niño pregunta en voz susurrante:
- Oiga, Señor, le vendo un pollo.
- Un pollo, ¿y para que quiero yo un pollo?
- Si no me lo compra, grito. -amenaza el niño.
- Esta bien, ¿cuanto quieres por el?
- 50.000 pesos.
- Toma. -dice el hombre entregándole el dinero y cogiendo al pollo por el pescuezo. Al cabo de unos segundos el niño dice:
- Oiga, Señor, le compro el pollo.
- !Pero si me lo acabas de vender!
- Ya pero ahora quiero comprarlo. Si no me lo vendes, gritaré.
- ¿Cuanto me das?
- 2.000 pesos.
- !Pero si antes te he pagado 50.000 por él!
- ¿Prefiere que grite?
- No, no. Toma el jodido pollo y dame los 2.000 pesos.
Al cabo de unos segundos el niño vuelve a decirle al hombre:
- Oiga, Señor, ¿quiere comprarme un pollo?
- ¿Sos huevón? Me lo has vendido, me lo has comprado otra vez y quieres volver a vendérmelo.
- Si no me da 80.000 pesos por él, grito.
- !Toma! -dice malhumorado el hombre dándole el dinero y cogiendo el pollo. Unos segundos después, dice el niño:
- Oiga, Señor, tiene un pollo muy bonito. ¿Me lo regala?
- !Pero si te lo acabo de comprar!
- Si no me lo da, grito.
Total, que el hombre, muy cabreado, le da el pollo y justo cuando el niño esta a punto de volver a hacer negocios se abre la puerta del armario y con el relajo que se arma el niño sale corriendo y se va feliz a su casa donde le cuenta emocionado a su madre lo que le ha sucedido y el negocio que ha hecho. Su madre le pega dos bofetadas diciéndole que lo que ha hecho no está bien y que vaya inmediatamente a la iglesia a confesarse y a donar el dinero para la parroquia, argumentando que si no lo hace irá al infierno.
El pobre niño, dolido por la pela y el regaño, se va al confesionario lloriqueando y moqueando. Se arrodilla y, como no sabe como empezar, le dice al cura:
- Ave María Purísima.
- Sin pecado concebida...
- Verá, padre, yo tenia un pollo...
Y le responde el padre
- ¿Vas a volver a joderme con ese gran puto pollo?