Siente que no tiene por qué bajar la cabeza

Ahora que se ha completado el panel del jurado para su juicio por drogas y armas, Don Omar recalca que aunque está confiado en su inocencia han sido varias las veces que ha querido llorar, pero saca pecho para disimular.

Máxime cuando siente que su madre Toñita Rivera, sin emitir palabra alguna, le hace sentir que sabe lo que le pasa. Pero él disimula en la corte para que ella no se preocupe.

“En los momentos en que siento miedo y lo que quiero es llorar por todo esto que me está pasando, ante la figura de mi mamá y amiga, lo que hago es hacerme el fuerte para que no se preocupe”, revela en un aparte con PRIMERA HORA.

“No la quiero exponer a más sufrimientos. Aunque no me lo diga, sé que está sufriendo. A veces no tengo ni que hablar para que ella sepa lo que pienso y siento”, acota.

Sin la compañía de su esposa Jackie Guerrido, que se encuentra cumpliendo con sus labores en Univisión de Miami, Florida, el artista dice sentirse apoyado por ella y también por su procreadora, que tampoco pudo acompañarle por estar trabajando en San Juan.

A eso de las 4:48 de la tarde, ayer, martes, se seleccionaron las cinco personas que restaban para completar el panel de 12 jurados y dos suplentes para el juicio que inicia este jueves en el Tribunal de Primera Instancia de Carolina.

De 28 personas fueron sólo 23 las evaluadas ya que las otras siete fueron excusadas por no cumplir con los requisitos precisados durante el interrogatorio del juez Ángel Ramírez Ramírez de la sala 203. Se escogieron 12 jurados y dos adicionales como suplentes.

En cuanto a su juicio, dice sentirse “con mucha tensión por lo que me pueda ocurrir y lo que le pudiera ocurrir a mis amigos (los otros dos acusados Rafael Morillo y Luis Camacho)”.

Para el exponente de reguetón es “bien estresante llegar en las mañanas (a la corte). Es bien fuerte ver a un circo al lado tuyo”.

El solista que ha hecho un alto en su agenda de trabajo para tener los días despejados y asistir al juicio, asegura que la tensión le ha quitado el sueño.

Tanto así que se acuesta a dormir a las 2:00 de la mañada y se levanta a las 5:00 de la madrugada a orar y caminar por su residencia en Dorado.

A pesar de las imputaciones en su contra, se sostiene en su inocencia. Por lo que “no voy a bajar la cabeza cada vez que me paro (en la corte) porque sé que Dios no nos va a dejar caer en vergüenza porque no he hecho nada”.

De resultar culpables, los imputados podrían enfrentar de cinco a 10 años de cárcel sin derecho a probatoria.