__________________ He perdido demasiado tiempo en escuchar. Sólo quiero tirar de la cuerda y pasar a la acción. Como aquella mañana de agosto. Tú me mirabas y yo sonreía. Sabía que ibas a morir y eso me gustaba. Sólo tenía que esperar. Y esperé. Esperé tanto que se cansaron mis ganas de apretar el gatillo y te dejé marchar. Correr. Huir. Y ahora ya nos ves, la misma situación. Las mismas lágrimas en tus ojos y mis mismas ganas de volarte la cabeza en un segundo. O de hacerte sufrir, oírte gritar. Poco a poco. Sí, tal vez sea más divertido así. Al fin y al cabo tenemos todo el tiempo del mundo y nadie nos espera. Al menos, por lo poco que sé, a mí nunca nadie me esperó. |