Se presentaron también en las Francofolies, el desembarco del “nuevo rock francés” en Obras, con Sinclair, FFF y No One is Innocent, más el aporte local de Fito Páez y Todos tus muertos.
Por esa época comenzaron a aparecer algunos proyectos personales de algunos integrantes de la banda. Vicentico debutó como actor de cine en la ópera prima de Mariano Galperín “1000 Boomerangs”.
En 1997, un par de meses antes de la edición del LP “Fabulosos Calavera”, se agrega a la banda Ariel Minimal. Este disco reunió una gran diversidad de estilos. “El desafío era hacer interesante el hecho creativo de tocar, aún cuando lo sencillo a corto plazo era sacar canciones que fueran como primitos de “Matador” o sobrinitos de “Mal bicho”, comentaba Siperman. Con esta placa, los Cadillacs obtuvieron el Grammy al mejor disco latino y se convirtieron en la primera banda argentina en obtener ese galardón.
Luego vendría “La marcha del golazo solitario”. Y más tarde salió a la venta otro doble recopilación. Para esa época ya se hablaba de problemas en el grupo y una probable disolución. El indicio más fuerte del fin de Los Cadillacs lo daba el título de estas placas: “Hola” y “Chau”.
Aunque la separación nunca se oficializó, tanto Vicentico como Flavio editaron varios discos solistas, y están en la actualidad abocados a sus proyectos personales. Sergio Rotman, por su parte, se dedicó de lleno a Mimi Maura, la banda de ritmos caribeños encabezada por Midnerély Acevedo.
La última presentación de la banda se dio el año pasado en los estudios de grabación para participar de “Andrés querido”, un homenaje a Andrés Calamaro, con el tema “La parte de adelante”.
Rara historia musical la de los Cadillacs: cuando empezaron, el nombre sonaba pedante. Porque ¿quién podía llamar fabulosos a los Cadillacs en sus comienzos, desafinados y desajustados, buscándose sin más guía que el fervor, puro entusiasmo y nada más? La banda creció, mejoró y traspasó las fronteras. Con el tiempo, justificaron el calificativo.