otro del mismo sentimiento por quien otrora fuera mi todo.

Ya estoy arto de esconderte adentro,
hastiado de apretar los dientes hasta el dolor,
entre la mirada vacía y el encolerizado semblante
no acaban de expresar la basura de ser quien soy.

Maldito este tiempo en que creí estar siempre juntos,
estúpida necedad de entrelazar mis sueños y mis desvelos
te fui dando cada segmento de mi esperanza
y hoy solo tengo estas ansias de gritar mi desolación.

¿De qué sirven las palabras de aliento,
cuando no deseo más que explotar de desesperación?
pútridas esperanzas de no perderte
hoy mis manos solo pueden acariciar un cruel rencor.

Prometí no maldecirte y tener cordura,
pero ya ni el alcohol motiva la rabia que me ciega…
¿cómo fui a amarte si sabía que era una locura?
un alma negra no podrá tener paz, solo traición.

Ni siquiera debería escribir con esta amargura,
¿qué demonios puede beneficiar a la gente?
conocer la tristeza de quien adora la desventura
de saber que me lastimaste, como siempre lo esperé.

Malditos segundos en que quise darte mi vida,
maldita, maldita, maldita la consciencia que me permite verme sin ti,
quiero buscarte y saberte arrepentida,
quiero verte regresar y que puedas acabar de una vez con mi existir.

Debería cerrar los ojos y secar las lágrimas,
debería buscar la fe que por ti perdí…
debería ahogar mis sollozos y no volver a decir,
que siempre supe que esperar de tu cariño, pero ansiaba sentirme morir.

Y aunque suelo aparentar ser fuerte
hoy quiero gritarle al mundo mi deseo de estallar,
no quiero saber de que siempre hay otro camino
quiero apretar los puños que enrojecidos dejó un cristal.

Maldito reflejo que en mil trozos adorna la alcoba,
estúpido pulso que de sangre ahoga la mente que siento reventar,
todavía escucho entre cortados los lamentos y la respiración,
desgraciadamente no deja de latir mi corazón.

Amarga hiel que desborda por mis labios,
cólera que olvido en la jornada en que parezco “normal”,
dando buenos consejos y esperanza a quien suele verme,
no adivinan la tormenta que despierta en mí lo bestial.

Ya no quiero ser hipócrita con mi suerte,
pues labrada hábilmente está tal cual la imaginé,
no hay ni un borde de bondad que no esconda
la oscuridad que vive, siente y late en mi ser.

Hoy pienso derramar la mala sangre con que te amé,
más temo ésta no me alcance para sentirme bueno otra vez,
voy a exorcizar el espíritu mal sano que me habita,
más temo quedarme sin alma también.

Tú sabes la razón por la que aún existo,
más esta razón ya pregunta ¿por qué?
y me devuelve a la pena de haberle incluido,
en este martirio que supuse perfecto para dejarme caer.

De las lágrimas al colérico delirio,
de los sueños al infierno del que no regresaré,
del amor eterno al inmenso deseo de tormento,
de nuestros recuerdos al demente consuelo de que un día moriré.

Aquí te espero…
No se si podré hablar, no sé que habrá que explicar,
Pero aquí te espero…
Maldita, maldita, maldita certeza de que no vendrás,
Maldita, maldita, maldita… déjame agonizar un poco más.

Saludos a tod@s