Me gustas
por tu rebeldía
por tu alma guerrillera
por tus inconfesables travesuras
de niña consentida.
Me gustas
por dejar que tu alas
se oxiden de monotonías
por pintar con manchas
inmaculados lienzos
impolutos.
Me gustas
por tu mirada
de mujer lasciva
por tus senos turgentes
y tus ingles
desbocadas.
Me gustas
porque entre tus palabras,
tus pinturas
y tu máscara
se cuelan retazos de tu alma,
de esa alma
que cada día
me enamora.
__________________ He perdido demasiado tiempo en escuchar. Sólo quiero tirar de la cuerda y pasar a la acción. Como aquella mañana de agosto. Tú me mirabas y yo sonreía. Sabía que ibas a morir y eso me gustaba. Sólo tenía que esperar. Y esperé. Esperé tanto que se cansaron mis ganas de apretar el gatillo y te dejé marchar. Correr. Huir. Y ahora ya nos ves, la misma situación. Las mismas lágrimas en tus ojos y mis mismas ganas de volarte la cabeza en un segundo. O de hacerte sufrir, oírte gritar. Poco a poco. Sí, tal vez sea más divertido así. Al fin y al cabo tenemos todo el tiempo del mundo y nadie nos espera. Al menos, por lo poco que sé, a mí nunca nadie me esperó. |