Bueno, yo creí que acá se estaban refiriendo al diario "independiete" UNPASQUIN de VLaddo el de semana - -
en fin, Los que somos arduos lectores de ese Diario, a lo mejor quedaron sorprendidos -como yo-
a con una artículo que publicaron en éstos días de lo de Raul Diarrea...
Se los comparto, dado que a los ojos de uno de los más crìticos periodistas del gobierno de Uribe, queda demostrado los alcances INDISCUTIBLES que tanto critican los cegados por la guevonada antigobiernistas..
La victoria militar
Es indudable que cuando se trata de librar de enemigos a la sociedad los triunfos de las Fuerzas Armadas son recibidos con alivio por la ciudadanía. Así ocurrió al conocerse la muerte del número dos de las FARC, Raúl Reyes, a manos de un grupo de Fuerzas Especiales del Ejército, la Fuerza Aérea y la Policía Nacional.
Desde hace mucho tiempo, los colombianos se preguntaban por qué no caían los verdaderos peces gordos de la guerrilla, léase alguno de los integrantes del Secretariado. Nadie se explicaba cómo, con los grandes recursos de las FF.AA. en tropas, equipos y tecnología, la cúpula de las FARC lograba eludir tranquilamente los cercos militares y escapaba sin más de las múltiples operaciones que se organizaban en su contra. Y aunque siempre se conocía la captura o la muerte de algún mando medio (con frecuencia un jefe de finanzas), siempre quedaba en el ambiente la sensación de que ante la falta de efectividad contra la dirigencia guerrillera, en estos golpes las autoridades ‘inflaban’ sus logros.
Sin embargo, esta percepción cambió [¡y de qué manera!] el pasado sábado 1 de marzo, cuando se conoció la muerte de Luis Edgar Devia Silva, el tristemente célebre ‘Raúl Reyes’. Quienes por radio, televisión o Internet, seguían el desarrollo de la noticia, muy pronto pasaron de la incredulidad inicial a la calma, cuando se confirmó que en efecto el canciller de las FARC, había sido abatido por las autoridades colombianas en un paraje de la selva ecuatoriana, a escasos kilómetros de la frontera con Colombia.
Cuando a la mitad de la mañana, el ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, entregó su parte de victoria ante los medios, muchos colombianos respiraron con tranquilidad, pues con la muerte de Reyes no sólo se acababa el mito de la invulnerabilidad del comando de las FARC, sino que salía de juego un siniestro personaje que por décadas había infligido duros golpes y había llenado de dolor a miles de familias colombianas que fueron víctimas de sus acciones.
Con la muerte de Raúl Reyes se apagó una sangrienta estela de homicidios, atentados dinamiteros, secuestros, boleteos, narcotráfico, reclutamiento forzoso y otras ‘linduras’ de las cuales el extinto líder de las FARC echaba mano en aras de una supuesta revolución, que hace muchos años perdió su orientación ideológica.
Simultáneamente, este exitoso golpe les sirvió a las FF. AA. para dar una nueva muestra de eficacia en la lucha contra los grupos armados al margen de la ley. La contundencia y precisión con las cuales al parecer se adelantaron las maniobras en las selvas del sur del país, fueron el fruto de una planificación milimétrica y una ejecución digna de cualquier guión cinematográfico.
El episodio Reyes es quizás la muestra más clara del profesionalismo al que están llegando las FF.AA., gracias a un costoso proceso de modernización puesto en marcha desde la administración Pastrana y que acertadamente ha sido afianzado y desarrollado por el presidente Álvaro Uribe con su política de seguridad democrática, de la cual este es su más destacado logro.
Al contrario de lo que había ocurrido en numerosas ocasiones en el pasado, esta vez no quedaron faltando los 5 centavos pa’l peso, y los comandantes de las Fuerzas Armadas –empezando por el general Óscar Naranjo, quien por lo visto jugó un papel protagónico en la operación–, no sólo le quitaron al país un peso de encima, sino que revalidan la confianza que la ciudadanía siente por sus uniformados.
TOMADO
DE UN PASQUIN