CONSPIRACION
La muerte de Raúl Reyes fue importante, por lo que representa como golpe militar al hasta ahora intocable Secretariado de las Farc, pero hacia adelante será mucho más importante el hallazgo de sus computadores. Los “Documentos de Reyes” le permitirán al país y a la comunidad internacional darse cuenta de las andanzas de Hugo Chávez en desarrollo de su política expansionista y de la participación en ese plan, a sabiendas o no, de influyentes ciudadanos colombianos.
¿Qué pasa cuando el Presidente de un país se pone de acuerdo con un grupo terrorista para conspirar contra otro Estado en busca de su desestabilización, obteniendo de paso, beneficios políticos o militares, internos y externos a corto, mediano y largo plazo?
¿Cuál debe ser la reacción del Gobierno y del país afectado frente a ese Presidente y a los nacionales que lo apoyan desde adentro? ¿Cuál debe ser la actitud de los ciudadanos del país ofendido, sean o no partidarios del Gobierno de turno? ¿Cual el papel de los partidos y dirigentes políticos? ¿Cual debe ser el comportamiento de la Comunidad Internacional?
Ya es hora de que el país y la Comunidad Internacional empiecen a pensar en las respuestas a esas preguntas y otra preguntas. A tomar posición frente a los hechos que demuestran como, el Presidente de Venezuela, Hugo Chávez, en asocio con las Farc y algunos colombianos influyentes, viene ejecutando, paso a paso, una bien diseñada conspiración en contra del pueblo y el Gobierno de Colombia.
Los “Documentos de Reyes” así lo demuestran. No es sino darles una leída rápida y relacionar lo que dicen con lo sucedido en las últimos meses en torno a las relaciones Chávez-Farc para darse cuenta de que aquí están pasando cosas raras.
Queda en evidencia, por ejemplo, que la liberación de Clara Rojas y Cía no tuvo nada que ver con las razones humanitarias de que hablaron por esos días Chávez y sus secuaces, sino la primera de tres etapas diseñadas por Tirofijo y Chávez para “fortalecer” la imagen del Presidente Venezolano y “lavar” la de las Farc clasificadas como Grupo Terrorista por la Comunidad Internacional.
¿Qué pensará por estos días el expresidente de Argentina, Néstor Kischner, utilizado por Chavéz y las Farc para que avalara sus planes? ¿Qué pensará el Gobierno de Brasil, utilizado con el mismo propósito? ¿Qué pensará el Presidente de Francia, a quien Chávez ha prometido una y otra vez la liberación de Ingrid Betancour, cuando vea en uno de los “Documentos de Reyes” que las Farc no la van a soltar, simplemente, “porque no van a entregar su mejor carta”?
¿Qué pensará el Presidente de Ecuador, Rafael Correa, cuando sepa que Chávez le oculta información para evitar que le quite protagonismo y que Chavez y las Farc creen que uno de sus ministros trabaja para la CIA? ¿Qué pensará el propio Chávez cuando le cuenten que Correa estaba celoso de su “éxito” y le pidió a las Farc que le entregara al hijo del profesor Moncayo, para “equilibrar las cargas”?
¿Qué pensará Piedad Córdoba? ¿Será consciente de la traición a la Patria en qué está involucrada? ¿Se daría cuenta de la manera como la utiliza Chávez, al leer el aparte en que un guerrillero de las Farc y el Gobierno de Venezuela acuerdan mantenerla al margen de algún movimiento porque temen que, gracias a su reconocida locuacidad, termine enviando todo el montaje al mismo diablo?
¿Será consciente el país de la gravedad de la situación y de lo que está en juego? ¿Se dará cuenta la Comunidad Internacional que hay una conspiración en contra de Colombia orquestada por Hugo Chavez a quien respaldan las Farc y un puñado de Presidentes débiles a quienes chantajea porque fueron elegidos con su financiación y bajo su supuesta protección?
Eso señores es, ni más ni menos lo que está pasando. Parafraseando al maestro de periodistas, Alberto Acosta, llegó la hora de tener los ojos bien abiertos y los oídos bien despiertos.
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