14-02-2008
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Denunciante Bronce
| Aunque, como ya hemos visto, durante los 60 había surgido un arte ya concebido como psicodélico, esta alianza entre la nueva música y la imagen se dió sobretodo a través de la amplia subcultura que rodeaba el comic undeground y que, a la par, también había hecho su aparición desde mediados de los 60. Era un tipo de comic igualmente tocado por lo lisérgico y radicalmente irreverente con los tópicos al uso de un medio que por esa época ya era tradicional. El comix -tal y como se empezó llamar-, fué, de por si, un importante medio de expresión y difusión de los cambios culturales y sociales que se pretendía impulsar desde los movimientos alternativos. La desvergonzada “perversión” de las estructuras convencionales de los comic books -considerados como lectura para niños- y su instauración como importante icono cultural, demostraba el talante de esta nueva cultura: desenfadada, provocadora e irreverente. Los artistas que se encargaron de crearlos cobraron repentina notoriedad y fueron una referencia imprescindible para todo el movimiento: Robert Crumb, Gilbert Sheldon, Spain, Robert Willians, etc. Así pues, con alguna excepción -la famosa portada de Mati Klerwein para “Abraxas” de Santana, por ejemplo- las imagénes más relacionadas con el rock psicodélico fué obra de dibujantes e ilustradores fuertemente influidos por la estética de los comix –o que de hecho eran autores de comix, como ocurrió con Crumb o Sheldon-. Es el caso de Roger Dean, que adquiriera fama en el Reino Unido ilustrando las portadas de muchos grupos de hard rock y progresivo - Uriah Heep, Budgie, Yes, Magna Carta, etc-, Su estética, tan propia de la ciencia-ficción o el género fantástico, parecía sacada de un tebeo. Todos estos artistas aplicaron esta estética en muchísimas portadas de discos y, sobretodo, en la cartelería de locales para conciertos, especialmente los californianos, lo que que terminó por imponerse al resto del movimiento, ya sea al uno como al otro lado del Atlántico. Así, la cartelería musical también vivió así su pequeña revolución. A diferencia de la publicidad propia de los 50 y principios de los 60 -una fotografía del protagonista y una leyenda con una correcta tipografía a modo informativo- los carteles anunciantes de locales como el Matrix o el Fillmore Auditorum mostraban en 1966 un aspecto lleno de sofistificación. En cierta medida la estética fué tomada, además de los comix, de la cartelería modernista del siglo XX -ver imagen a la derecha-, aunque llevada a sus extremos, del surrealismo, así como de la obra gráfica de Escher.
__________________ Porque si viene por ti, Entonces viene por mi. Porque estare alli. Porque nos necesitamos uno al otro en la oscuridad Y si te aterroriza, Entonces me aterroriza |
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