Queda el sabor muy amargo, la impotencia y rabia contra esta gente que, creyéndose muy intelectuales a miles de kilómetros y con ignorancia desvergonzada sobre la problemática social de un país que no es el suyo, echan a perder (en parte) todo nuestro esfuerzo y sacrificio por liberar nuestra patria de esta peste.
Excelente artículo.