La infidelidad emocional Dr. Gregory A. Haglund
En la mente de muchas personas, la definición de la infidelidad marital es bastante simple: si usted tiene una relación
sexual con alguien más que con su esposo o compañero de vida, usted le es infiel y lo engaña.
Hoy, terapeutas y consejeros están agregando un área más gris a esa definición de la infidelidad, identificando no sólo a la infidelidad física como la formadora de ataduras que “roban” al esposo, a la esposa o a la pareja la intimidad emocional, que le da sentido y razón de ser como compañeros.
Como dice la canción, no se forjan lazos en “una noche de copas”, pero sí se crean lazos emocionales muy fuertes entre compañeros y compañeras de trabajo cuando comparten todo: sus aspiraciones, cómo va su matrimonio, sus problemas, y dejan a la luz de su amistad los
secretos e intimidad de sus esposos y parejas. “Si usted comparte estos aspectos internos de su vida con compañeros y amistades, está estafando a su esposo o pareja, y a su intimidad”, en opinión de William Doherty, un profesor de Familia y Asistencia Social de la Universidad de Minnesota.
Algunos expertos han llegado a considerar a ésta la nueva crisis de la infidelidad. Primero porque es obvio que las relaciones entre sexos están cambiando rápidamente, no sólo por la excitación o la emoción de tener una nueva relación fuera del matrimonio, sino que además esta infidelidad se finca entre personas cercanas, que forman conexiones
profundas y apasionadas, antes de comprender que han cruzado la línea de la amistad platónica.
Es un hecho que ahora existen más y mayores oportunidades para la formación de relaciones íntimas emocionales entre hombres y mujeres, y para romper límites entre sentimientos platónicos y románticos enturbiados por la amistad. Tanto los cambios en la economía y la incursión de más mujeres en la vida laboral en todos los niveles, así como el acceso masivo a internet, han hecho más fácil y rápida la relación y los lazos entre extraños.
En medio de este
espejismo puede ser muy fácil conocer a alguien y suspender la realidad. En internet, un contacto puede volverse un ideal romántico sin fallas, pero virtual al fin. En la oficina, un colaborador intrigante puede parecer mucho más excitante que el esposo con quien usted convive y tiene que criar a los niños, ¿no es cierto?