Durante los últimos días se vienen tejiendo cuaquier tipo de comentarios, tanto en los medios de comunicación como en los mentideros del fútbol, entorno a los favores que Atlético Nacional viene recibiendo de los árbitros del balompié profesional colombiano en el semestre, obviamente por tratarse del equipo más grande de nuestro deporte más popular y favorito.
Que el gol de Galván en fuera de lugar, que el penalti a Aldo Ramírez, que aquello y que lo otro, olvidándose de cierta manera que el nivel del arbitraje colombiano viene en déficit, lo que hace que el beneficio de hoy por parte de los jueces, sea el maleficio de mañana, como en reiteradas oportunidades nos ha ocurrido a la Corporación Deportiva Atlético Nacional a lo largo del semestre.

Claro que la mala memoria de algunos los hace dejar a un lado el penalti que pitaron a César Rivas en Ibagué que significó el triunfo tolimense en una pésima decisión arbitral, o el gol de Diego Cabrera en Cúcuta en claro fuera de lugar, o el penalti a Zúñiga contra Cúcuta en Medellín el sábado anterior que no se sancionó, o el penalti a León Darío Muñoz ante Caldas (ver foto) que no se sancionó antes del gol irregular de Galván.

Es un hecho: los árbitros en Colombia se vienen equivocando y el nivel de los de negro no es prenda de garantía, aunque Atlético Nacional sigue apoyando al referato patrio. Pero no nos equivoquemos manifestando que las irregularidades son dirigidas porque así perjudican el nombre de Atlético Nacional que debido a su transparencia y actuar cristalino, nada tiene que ver ni con los fallos a favor o en contra del equipo que dirige Oscar Héctor Quintabani. Es más, seríamos los primeros, en lanzar la primera piedra en caso de ser necesario y con la cabeza erguida como la puede tener cualquier aficionado del cuadro verdolaga con la actuación de sus ídolos que llevan 99 puntos en la reclasificación y quieren más.

amante del Vallenato-Reggaeton