me lo encontre por ahi y me pareceria interesante que lo leyeran y opiaran sobre este:
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Feliz cumpleaños, Bolívar
MIGUEL A. BRETOS
Bolívar, hoy se cumplen 224 años de tu nacimiento. Felicidades, Libertador, aunque los tiempos no sean buenos.
En tu tierra, Venezuela, Hugo Chávez celebra tus natales por todo lo alto, como acostumbra. Tu pintoresco émulo se declara bolivariano a ultranza y ha llegado a extremos en su afán por cobijarse a tu sombra. Ha cambiado la bandera, el escudo y el nombre oficial del país a ``República Bolivariana de Venezuela''.
No creo que esto último te importe, y es posible que hasta te halague, porque la modestia no estuvo nunca entre tus virtudes. Después de todo, asentiste a que Sucre le pusiera ''Bolivia'' al Alto Perú en 1825. Chávez no es Sucre, por supuesto.
Pero no creo que veas con ecuanimidad eso de que el caballo del escudo mire ahora hacia la izquierda, algo que en lo personal implica zurdera, en la política inmadurez y en la heráldica bastardía. Además, como gran jinete que fuiste, sabes bien que identificar el lado correcto del caballo es cosa seria, sobre todo a la hora de montarlo, y te tiene que doler que el presidente de tu patria esté tan confundido.
Animo, Libertador. Nada nuevo bajo el sol. Eso del bolivarismo como banderín --tú más que nadie lo sabes-- es tan viejo en Venezuela como las hallacas. Todos los gobernantes venezolanos de origen castrense han sido obsesiva, ferviente, conspicua y convenientemente bolivarianos.
En este abigarrado grupo figuran ilustres próceres como José Antonio Páez --te dio muchos dolores de cabeza en vida, es cierto, pero tuvo la decencia de repatriar tus restos con honores--, déspotas más o menos ilustrados como tu pariente Antonio Guzmán Blanco, malandrines como Cipriano Castro, pillos como Juan Vicente Gómez y Marcos Pérez Jiménez y, por supuesto, alguno que otro farsante como Hugo Chávez, el cual se ha pasado de rosca chuleándote el buen nombre.
La devoción a tu memoria ha sido una constante, para bien y para mal, en la historia cultural y política de Venezuela. Digo para bien y para mal porque la devoción a tu memoria no ha implicado siempre la fidelidad a tu ejemplo. Guzmán Blanco te construyó un ostentoso Panteón y gastó fuertes sumas del exiguo erario venezolano --no había petróleo entonces-- en publicar tus papeles. Pero cuando un documento impreso en uno de los tomos le pareció lesivo al honor de Manuela Sáenz, tu amada Manuelita, el ''ilustre americano'' no vaciló en ordenar la quema de todos los ejemplares ya impresos del volumen ofensivo. Quemar libros definitivamente no era tu onda y es una vergüenza que al autotitulado ''regenerador de la patria'' se le hubiera ocurrido siquiera que con esa mezquindad te honraba. Digo lo mismo del cierre de RCTV por Chávez. En tu época no había televisión pero, conociéndote, sé que no verías el cierre de una emisora con más favor que la quema de un libro.
Juan Vicente Gómez, uno de los dictadores más crueles y longevos de la historia latinoamericana (1908-1935), te profesó una ostentosa devoción. Zorro hasta el final, el duradero caudillo procuró morirse el 17 de diciembre de 1935, precisamente a los 105 años de tu tránsito. Alguien escribió entonces en una pared de Caracas: por infeliz coincidencia / murieron el mismo día / quien libertó a Venezuela / y quien la tuvo fuñía.
Hago énfasis en que los caudillos venezolanos han sido ''obsesiva, ferviente, conspicua y convenientemente'' bolivarianos porque sería casi imposible encontar a un venezolano --a un latinoamericano-- indiferente ante ti, Libertador.
Y con razón. Tu obra fue inmensa. Es cierto que tu proyecto de crear una gran confederación latinoamericana fracasó. De haber perdurado, la Gran Colombia que concebiste hubiera incorporado a Venezuela, Colombia, Ecuador y Panamá en un gran estado federal. No pudo ser.
Aun así, tu contribución fue esencial. Tu genio y tenacidad aseguraron la independencia, y no sólo la de la Gran Colombia. La emancipación final de Perú y Bolivia se debe a ti. Tus escritos son una profunda y elocuente reflexión sobre el nuevo mundo y su destino.
Tu gloria póstuma está consolidada en el afecto de tus pueblos. En Venezuela, tu memoria afirma la identidad nacional y su proyección al mundo. El uso --y mal uso-- de tu nombre, en cambio, ha buscado justificar regímenes autoritarios y a sus jefes implicando la afinidad de unos y otros contigo. Aun así no te merecías a Chávez. Antes que Chávez llegara, los usufructuarios del bolivarismo por conveniencia sólo buscaron arrimar sus personas y regímenes a tu indudable prestigio. Lo novedoso --y siniestro-- del chavismo es la construcción totalmente oportunista de un Bolívar póstumo que no tiene absolutamente nada que ver con tu vida y obra.
Es imposible imaginar a un hombre de tu nobleza y elegancia reducido a vulgar patriotero, demagogo de pacotilla o mucamo de algún obsoleto y geriátrico tirano como Fidel Castro; mucho menos disipando los recursos de la nación en una absurda contienda contra el imperialismo yanqui.
No sabemos ni sabremos nunca cómo hubieras reaccionado ante el imperialismo yanqui, algo que aún no existía en 1830. Pero algo te debemos a los 224 años de tu nacimiento: aclarar que cualquier semejanza entre quien libertó a Venezuela y quien la tiene fuñía es pura coincidencia. O peor: una mentira. O peor aún: una estafa, como aquello de Martí ''autor intelectual'' de la revolución cubana.
Sí, Libertador, los tiempos no son buenos. Pero felicidades de nuevo en todo caso, porque cumplir 224 y que la gente aún se acuerde de ti con afecto todos los días ya es mucho decir. Y, como tú bien sabes, siempre vienen tiempos mejores. Paciencia y barajar.