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Antiguo 01-07-2007 , 18:23:02   #3
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Predeterminado

EL ÉXTASIS DEL AMOR

El éxtasis verdadero del amor ocurre cuando dos cuerpos y almas unidos se entrelazan y alcanzan el clímax juntos.
Según el Tao del Amor, el sexo y el amor son una unidad indivisible. No es que no se pueda tener sexo sin amor, pero éste no se compara -desde su perspectiva- a la sensación que produce la unión sexual cuando se realiza con la persona amada.

Al mismo tiempo, consideran que el amor sin sexo es un sentimiento enfermizo, que genera una gran frustración ya que carece de la armonía necesaria entre el Yin y el Yang, la cual brinda verdadera paz y serenidad en la vida.
La gran diferencia se evidencia por ejemplo en la masturbación, que en sí misma encierra un gran placer, pero una vez que se ha probado y experimentado en todos sus alcances el acto sexual con la persona amada, difícilmente alguien prefiere la masturbación.
La masturbación es puro sexo y por eso no es tan satisfactoria como el sexo que nace del amor. No tiene el calor, ni el sentimiento ni la comunicación que sí se dan cuando una pareja que se ama hace el amor.
De ahí, que el amor y el sexo deban ser una total comunión de ambos sexos, Yin y Yang. La forma ideal de lograr esto es mediante un acto sexual extático y poético. Intenso más que apasionado o rápido.
Por esto, el tacto, el olfato, el oído, la vista y el gusto (los sentidos) deben estar todos involucrados en el momento de hacer el amor, para disfrutar cada espacio de piel.
Tanto el hombre como la mujer necesitan ser elogiados en estos momentos, pues su vulnerabilidad es sorprendente. Hablar y escuchar debe ser parte de esa unión sexual. Mientras se habla y se escucha es más fácil concentrarse en el instante y así se evita pensar en la supuesta "obligación" de llegar al orgasmo o de tener la eyaculación.
Así, se logra una mayor relajación y por lo tanto un mayor disfrute erótico.
EL MÉTODO CERRADO

El método más antiguo para aprender a controlar la eyaculación es el método cerrado, que fue utilizado por los chinos de antaño y descrito por el taoísta Wu Hsien.
En los textos de sabiduría taoísta, se indica que sólo aquel que tenga la cualidad de tener gran paciencia será capaz de llevar a cabo este método, pues un hombre impaciente tardará al menos veinte días en comprenderlo y en poder aplicarlo a la perfección.
El objetivo principal de este método es que al mes de haberlo practicado, el precioso tesoro del hombre, o sea su ching o su semen, se encuentre totalmente a salvo y no se haya desperdiciado ni una gota.

El método cerrado tiene la gran ventaja sobre otras formas de tratar de controlar la eyaculación de que es realmente fácil y no requiere ni grandes habilidades del practicante ni tampoco un gran esfuerzo, pues la mima técnica tiene como consecuencia la detención de la excitación sexual y por lo tanto retrasa la eyaculación.
El modelo fundamental consiste en que el hombre realice tres impulsos superficiales y uno profundo primero. Esto se refiere a la forma en que penetra la puerta de jade de su compañera. Simultáneamente, el hombre deberá cerrar ambos ojos y la boca, y respirará profundo pero delicadamente por la nariz, hasta dejar de jadear.
En el momento en que se dé cuenta de que está a punto de perder el control, el hombre debe alzar su cintura con un movimiento rápido al mismo tiempo que retira su martillo de jade unos dos centímetros aproximadamente y permanecerá en esa posición.
En este momento, su respiración debe provenir del diafragma y debe ser profunda. Seguidamente, él debe contraer la parte inferior de su estómago como si estuviera conteniendo las ganas de orinar. Es necesario que su mente se ocupe únicamente de tener presente que su ching o semen es muy valioso y no debe dejarlo salir.
Tanto el hombre como la mujer necesitan ser elogiados en estos momentos, pues su vulnerabilidad es sorprendente. Hablar y escuchar debe ser parte de esa unión sexual. Mientras se habla y se escucha es más fácil concentrarse en el instante y así se evita pensar en la supuesta "obligación" de llegar al orgasmo o de tener la eyaculación. Cuando haya alcanzado la tranquilidad, estará listo para reiniciar la penetración.
El momento específico de la retirada es necesario que sea precisamente cuando empiece a estar muy excitado. si lo hace después es muy probable que no logre detener el fluir de su ching o que en el peor de los casos, éste se revierta en su vejiga o en los riñones. Por eso, en realidad es mejor correr el riesgo de que se haya retirado demasiado pronto a que demasiado tarde.
Lo bueno de este método es que el control de la eyaculación ocurre, pero el pico de jade nunca se cae por lo que el hombre está capacitado de practicar la unión del Yin y del Yang durante una gran cantidad de tiempo y podrá satisfacer a su compañera en todas sus necesidades sexuales.
La eyaculación o la emisión del ching debe permitirse hasta haber logrado un estimado de cinco mil empujes como mínimo (esto es, las penetraciones en la puerta de jade de la mujer).
TÉCNICA DE LA PRESIÓN

Los antiguos orientales tenían otra forma para controlar la eyaculación conocida como la técnica de la presión.
Esta técnica se puede utilizar en todas las posiciones y es el hombre el que la aplica sobre sí mismo. Con sus dedos izquierdos índice y medio oprimen el punto situado entre el escroto y el ano, durante tres o cuatro segundos.
Mientras hace esto, debe practicar una profunda inspiración. Una de las mayores ventajas de este método, es que el hombre no debe retirar su martillo de jade de la puerta de jade de la mujer, por lo que no habrá ninguna interrupción en el coito, ni tampoco habrá una disminución en la satisfacción de la mujer.

Así, la comunicación alcanzada en el maravilloso momento de la unión sexual, la comunicación entre la pareja no se romperá en ningún momento. Además, como es él el que realiza la técnica sobre sí mismo cuando lo crea necesario, no tiene que evidenciar ante la mujer sus momentos de debilidad, lo que muchos sin duda prefieren.
Existe otra técnica de la presión, más moderna, pero que resulta más complicada ya que es la mujer la que la debe aplicar sobre su compañero y además solo puede emplearse cuando la mujer se encuentra sobre el hombre.
El hombre debe avisar cuando está alcanzando el máximo nivel de excitación, para que ella misma retire el martillo de jade de su cuerpo y presione con sus dedos la zona del borde del glande durante tres o cuatro segundos.
La presión que ella ejerza debe ser delicada pero firme, para que la urgencia de eyacular desaparezca. En este caso, se pierde aproximada mente un 20% de eyaculación. Ambos deben esperar como treinta segundos, antes de reiniciar la unión, que debe ser liderada por la mujer. Ella se encarga de introducir de nuevo el martillo de jade en su puerta.
La mujer debe ser experimentada y saber como introducir el órgano sexual masculino con poca erección en su cuerpo, lo que a veces resulta difícil.
De igual forma, ella debe ser cuidadosa y ni siquiera permitir sonrisas o actitudes que puedan significar para él alguna burla, pues esto disminuirá todavía más la erección y él se sentirá muy mal.

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