Me parece un tema súper interesante y en mi opinión no científica sobre el tema... se trata de un balance.

Hablando más desde la experiencia, yo solía ser una persona muy "vibras positivas", resistente, fuerte... y aguantando las cosas que nos pueden llegar a suceder a todos, tragando sentimientos negativos, no procurando exteriorizar mis emociones más profundas y/o personales, disfrazando todo con una sonrisa o con un chiste o con un no es para tanto y, en parte, no es para tanto; pero, te lleva a la negación incluso en situaciones que sí importan, no las vives, te las saltas.

¿A qué me condujo eso? También me enfermó, para mí es contraproducente hacerse el fuerte, desahogarse es requerido, sí, está muy bonito el ejercicio de gratitud como balance... pero, es justo decir lo que no nos gusta, lo que nos lastima, lo que nos hace daño, sino eso también hace daño y, por el contrario, puede llevarte al límite de explotar y, entonces, ahí tú, tu cerebro, tu salud mental y toda tu posible gratitud se pueden hundir en un espiral cada vez más hondo de tristeza, depresión, negatividad, aislamiento, sensibilidad extrema.

Creo que, todo en la medida justa, es bueno manifestarlo sea confrontando a una persona, contándole las cosas a algún amigo, optar por escribir los pensamientos/sentimientos o, no sé, ir a terapia o hacer un diario grabado. Creo que todas las emociones son válidas y necesarias de identificar, experimentar y exteriorizar. La cuestión es no aferrarse y procurar no dañar a otros ni a nosotros mismos.