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Denunciante Dorado
 |  ¿Quién tiró la bomba, quién tiró? Einstein y la bomba, película documental de Netflix
Calificación: de
5,00
 | “Querida posteridad: si no te has vuelto más justa, pacífica y más racional de lo que somos o éramos, puedes irte al demonio. Soy, o fui, Albert Einstein”. SOYADO Así como resalté que Alejandro Magno: la creación de un dios estuviese por un tiempo destacado entre el Top 10 de las series de Netflix más vistas en Colombia, ahora me corresponde valorar el primer puesto que por ahora ocupa Einstein y la bomba en el visionado de películas de la N roja, también en Chibcholandia, por supuesto.
Estrenado ayer, este largometraje investigativo de poco más de una hora, lo que lo hace una opción más que ideal para gastar un provechoso rato frente a la pantalla, nos pone dentro de la perspectiva de este viejo sabroso, coquetón que, con pipa, violín y bicicleta, logró poner patas arriba a la ciencia.  A lo largo de este contenido audiovisual, nos vamos sumergiendo dentro del personaje interpretado por Aidan McArdle con base en las palabras dejadas a lo largo de su vida por Beto, el parcero, respecto a diversas cuestiones morales y políticas. Es claro que esta es una propuesta muy acorde con el argumento de Oppenheimer, el filme que está llamado a ser el que domine sado maso en los próximos Academy Awards.
Cuando miras el rostro nostálgico de Albertico en el rol de Aidan, te das cuenta que, quizá, puedes sentir algo físico por el físico. Su pelo descuidado tan icónico, que hoy sería una fatalidad en las redes; ese bigote a lo Monchito Valdés; aquellos ojitos de sapo que Homero alguna vez destacó de Moe, etc., logran en su conjunto transmitir una fuerza sensual metafóricamente comparable a la energía atómica.  Y ya en los compases en los que se involucra con la actualidad de su época, asistimos a un recorrido de experiencias que nos presenta a Bertie viajando más que Taylor Swift en una gira, y divulgando el pacifismo algún tiempo anterior de que supuestos gurús vinieran a esquilmar incautos en los países occidentales.
Einstein y la bomba es, en resumen, un coctel de experiencias gráficas y de memorias envolventes que se toma con el placer de una aguapanela con hielo como la que me estoy tomando mientras termino de componer este artículo tan mediocre. O tal vez no: relativamente, a lo mejor, uno nunca sabe, vayas a la velocidad de la luz a pillar la peli, o bien, masas desnudas…
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