Qué embarrada con Sarita. De pronto si es una buena niña, pero es que esas amistades que frecuenta no la ayudan para nada. Todas con pinta de "resilientes, soñadoras, modelos y emprendedoras" (léase: prepagos).
Al igual que el compañero, y si yo fuera un jeque árabe, le daba a Sarita un cheque en blanco para que pusiera los ceros a gusto. Aunque, tengo que admitir que, a pesar de que Sarita merece un hijo, a veces me parece que su cabeza es pequeña en relación al cuerpo, no sé si sea el único en notar semejantes pequeñeces.